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Eneas Navas
Jueves 07 de octubre de 2021 - 12:00 PM

Selosdije

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Seguramente los lectores de esta columna y el que por arte, oficio y diversión la escribe, en algún momento confiamos en que las cosas cambien de pronto y se vuelvan grandiosas y entonces con pequeños aportes, acciones y compromisos personales, públicos o íntimos, le apostamos al gran cambio mientras observamos con desilusión (enfado somero y una sonrisa simultánea), el mundo del “ser” alejarse del “deber ser” o, lo que es lo mismo, el mundo objetivo y real, -el de las cosas como son-, tomando cada vez más distancia de lo que se quiere y espera de la conducta humana, aumentando las contradicciones, pues, eso sí, para que las cosas existan y parezcan que están bien o van a estar bien, les ponemos una linda norma.

Para ejemplos de esta dicotomía hay muchos casos concretos, pero para solo citar algunos tendría que acelerar artificialmente estas palabras de la misma manera como se aceleran las advertencias que deben incluir -por norma- los vigilados por la superintendencia bancaria o las que se obligan para la protección al consumidor y decir algo incomprensible como “aplicancondicionesyrestriccionesvalidohastaagotarexistenciasysilodijenoseentendió”, pero hay otros ejemplos en el que el cumplir por cumplir sin cumplir el propósito del deber ser alcanza o supera el absurdo cual es, por muestra, escribir y distribuir orgullosamente cartillas finamente ilustradas, con empaste colorido, para la población campesina en un lenguaje supuestamente elevado que no se entiende y comprende por los felicianos en las montañas y valles, pero para entonces, cambiaron las cosas, se volvieron grandiosas y nada cambió, la norma se cumplió, el mérito político se alcanzó, el presupuesto se gastó y el campesino, excluido y discriminado, ni se enteró.

El llamado de hoy es sencillo y simple. Las cosas no se hacen por hacer ni se trata de cumplir por cumplir, pues estancarse en la sensación de éxito que producen los indicadores cuantitativos aislados, no sirve para nada y deja al mundo tal cual estaba... o peor.

Tras el galimatías, me conforto con que se entienda que el mundo no cambiará por una canción de festival o por una columna de estas, pero hay que hacer las cosas con amor.
Elalcoholespeligrosoparalasaludprohíbaselaventamenoresdedad... ¡Y SALUD!

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