Delincuentes a millón
Propone el gobierno Petro
dar auxilio a los ladrones,
raponeros y matones,
y, en vez de cárcel, dar cetro.
Escuchen mi vade retro:
si se subsidia el delito,
la sociedad pega un grito:
“por Dios, no más delincuentes,
que se premie a los decentes,
pues lo otro es inaudito.
Ya parece suficiente
pagar jugoso honorario
al que se roba el erario
como bandido decente.
Atajarlos es urgente;
no es por joder, gobernantes;
son ustedes los mandantes
que, con tono camorrero,
descuidan al noble obrero,
por abrazar los tunantes.
Para gustos y disgustos
Opciones a tutiplén
para electoral contienda;
les entusiasma la hacienda:
por cada cargo van cien.
Todos son “gente de bien”,
entre gustos y disgustos,
con risa en ceños adustos;
pasadas las inscripciones,
hay demandas y traiciones
y el veintinueve, los sustos.
Son pocos los elegidos
y muchos los electores,
que, entre afectos y rencores,
se las dan de muy sabidos.
Al final, medio aturdidos,
orondos a las urnas van,
por dos mendrugos de pan,
tres mangueras y una teja,
a cumplir la maña vieja,
de votar por ese clan.
ÑAPA:
¡Qué susto con el temblor!
Fue evento de “Dios es Cristo”.
Y al gobierno no hacedor
el sacudón, sí señor,
le va a tumbar un ministro.