Algunos distinguidos juristas y varios políticos en ascenso están promoviendo reformas a la Constitución. Consideran que la Corte Constitucional es una institución de burócratas que no tiene asidero en la realidad nacional. Creen que se deben eliminar las cortes como existen en la actualidad y sustituirlas por un tribunal único. Argumentan que se ahorraría dinero y se unificaría la jurisprudencia. Olvidan estos señores reformistas que la Corte Constitucional es un orgullo para los colombianos y en ella culminan todas las discrepancias jurídicas. Esta Corte y la tutela son las joyas de la Constitución del 91. Creo que la idea tiene un subfondo político y no exactamente jurídico.
Además de la presunta reforma a la Constitución pretenden acabar con el proceso de paz. Después de haber visto los gravísimos problemas de los llamados falsos positivos, estamos convencidos que el proceso de paz era necesario. Para completar la reforma del Señor Santos con respecto a la paz es necesario la implementación de los célebres acuerdos. Parece que el actual gobierno no tiene mucho interés en esta etapa y está permitiendo con ello el resurgimiento de grupos y grupúsculos violentos. Es curioso porque ya no tienen el ejemplo de algún país poderoso porque las repúblicas revolucionarias cambiaron totalmente su estructura.
La tutela, es otra joya de la Constitución del 91. Ella le dio al ciudadano común y corriente una herramienta para defenderse. Y el desacato completa la figura jurídica. No es la Constitución el problema del país sino las costumbres ancestrales de la comunidad. Recordemos que los colombianos votaron en contra del proceso de paz y de la anticorrupción. La solución para erradicar la violencia es la educación y la eliminación de los falsos positivos. Varias veces lo hemos sostenido, hace años los niños jugaban con caucheras a matar pájaros. Esta costumbre siniestra, que en su época parecía inocente, fue erradicada con la enseñanza en los colegios. Además de fortalecer la Procuraduría se debe incentivar en las escuelas y colegios el respeto por la vida y por los bienes de nuestros semejantes.
