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opinion/columnistas/hortensia galvis-ramirez
Viernes 30 de julio de 2021 - 12:00 PM

Crisis climática

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Ha sorprendido la embestida furiosa del elemento agua, que en el hemisferio norte ha causado la peor devastación del último milenio, con tormentas, inundaciones, tornados y deslizamientos de tierra. El resultado es centenares de muertos y cientos de miles de desaparecidos, heridos y desplazados.

En un solo día China recibió mayor volumen de lluvia que el normal para un año: cuatro represas explotaron y las calles de varias ciudades se convirtieron en tormentosos ríos. Lo mismo vivió la India, donde además murieron 68 personas por el impacto de rayos y avalanchas de tierra. En Arabia Saudita y Omán el desierto se convirtió en un mar embravecido. Turquía, Ucrania y diez provincias de Irán sufrieron violentos aguaceros, rayos y feroces ventiscas. Aguas negras llenaron sótanos y estaciones del metro de Moscú y Londres y varias ciudades de esos países quedaron también anegadas por inesperados chubascos. Europa sucumbió a una apocalíptica borrasca, siendo Alemania y los Países Bajos los más afectados. En Austria, Suiza, Italia, Luxemburgo, Francia, Inglaterra y Escocia quedan ciudades, como Salzburgo, sumergidas bajo una densa capa de barro y escombros.

Parece como si esta cadena de desastres repitiera la misma ruta con la que se esparció nuestra civilización. Esta nació en China en el siglo XIII A.C. y la ruta de la seda la llevó mas tarde hacia el Medio Oriente. El progreso continuó con los árabes, quienes inventaron las matemáticas, el álgebra, la medicina y la astronomía, hasta que la invasión de los mongoles estancó su desarrollo. Siguió Europa, transformada por el renacimiento y convertida en el centro cultural del mundo civilizado. El liderazgo pasó después de la segunda guerra mundial a los Estados Unidos, donde el dinero atrajo a las mentes más creativas, pero también fue la causa de extrema corrupción y malevolencia.

La furia de los elementos colabora ahora para cerrar esta civilización decadente. ¡Pero no es el final! De las cenizas del ciclo que termina, como el ave fénix, surgirá “La Gran Era Dorada” profetizada por oráculos y videntes de todos los tiempos.

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