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Isaí Fuentes Galván
Martes 19 de octubre de 2021 - 12:00 PM

Indianápolis 2017

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El 28 de mayo de 2017, Adrián Páez, un empresario santandereano dedicado a la venta de equipos de ultrasonido y aficionado a los deportes de motor se encontraba en los Estados Unidos cumpliendo uno de sus sueños: presenciar las 500 millas de Indianápolis, una de las tres carreras más importantes del automovilismo mundial junto con el Gran premio de Mónaco y las 24 horas de Le Mans y que solo dos pilotos han logrado ganar conjuntamente en toda la historia, el británico Graham Hill y el colombiano Juan Pablo Montoya.

Terminada la carrera, que en esa ocasión ganó el piloto japonés Takuma Sato, Adrián corrió a los talleres buscando tomarse una fotografía con Fernando Alonso, el español doblemente campeón de la Fórmula Uno que ese año había obtenido permiso de la FIA para correr en Indianápolis.

Lo encontró dialogando con el también campeón mundial Michael Andretti dueño del equipo Andretti Autosport que en el 2016 había logrado la victoria en la edición número 100 de ese legendario circuito con su piloto Alexander Rossi al volante del coche No. 98.

Luego de tomarse la foto con el asturiano se desató repentinamente un aguacero que hizo salir corriendo a todos. Alonso abordó un Buggy –carrito de Golf- y Andretti corrió esfumándose entre el gentío.

Mientras Adrián corría para resguardarse llamó su atención el sonido de un objeto metálico que cayó al piso, el cual recogió y guardó con premura y discreción en uno de sus bolsillos.

Ya ubicado bajo una carpa Adrián extrajo de su bolsillo el fortuito hallazgo para ver de qué se trataba. Lo que observó lo dejó boquiabierto.

Era un gran anillo de oro macizo, grabado en relieve, en el que se observaba el óvalo de Indianápolis y una bandera de cuadros. En la parte superior decía INDIANAPOLIS – 500, en uno de sus costados tenía grabada la palabra “ANDRETTI” y en el otro 2016-100 TH. Sobre el chatón de la sortija circundado por dos laureles y varios diamantes resaltaba el número 98. En la cara interior del aro se podía leer en letra cursiva finamente grabada: Andretti-2016.

Adrián conserva el anillo conmemorativo que Andretti extravió una tarde lluviosa del 28 de mayo de 2017 en Indianápolis. Aunque ha intentado contactarse con el campeón ello no ha sido posible.

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