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Jairo Puentes Bruges
Martes 30 de noviembre de 2021 - 12:00 PM

El cambio climático agrava problemas de hidroeléctricas

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La semana pasada, la Contraloría General dejó en firme un fallo con responsabilidad fiscal sobre Hidroituango que establece que funcionarios, contratistas y empresas fueron responsables de causarle un detrimento patrimonial de $4,3 billones al Estado.

Cifra enorme para un país con graves problemas económicos y sociales. El fallo complica -aún más- el desarrollo del cuestionado proyecto.

En columnas anteriores, me he referido a los graves problemas asociados a esta y otras represas, en Colombia y el mundo. Problemas sobre comunidades cercanas como inundaciones, afectaciones de viviendas, desplazamientos, reducción de la pesca, alteración del microclima y efectos sobre cultivos, entre otros.

También he hecho referencia al colapso de represas; que han ocasionado catástrofes en diferentes países.

Algunas represas también son emisoras de gases de invernadero, asociados al cambio climático. Pero algunas publicaciones académicas señalan que este cambio climático -a su turno- también agrava los problemas relacionados con las represas.

Por ejemplo, una publicación de la Universidad de Yale (11/4/2021) señala: “En los últimos años, la sequía -que se intensificó por el cambio climático- ha llevado a embalses en los cinco continentes a caer por debajo de los niveles necesarios para mantener la producción hidroeléctrica, y el problema empeora a medida que se profundiza el cambio climático”.

Las noticias confirman estos planteamientos. Por ejemplo, la CNBC informó (08/6/2021): “California cerró una importante planta de energía hidroeléctrica en el lago Oroville cuando los niveles de agua cayeron cerca del mínimo necesario para generar electricidad.

La pérdida de energía podría alimentar apagones continuos mientras el Estado lucha con una sequía histórica y olas de calor récord”.

Todos estos problemas se traducen en altos costos que hacen inviables estos proyectos. Una publicación de la Universidad de Oxford (03/10/2014) advierte: “en la mayoría de los países las grandes represas hidroeléctricas serán demasiado costosas en términos absolutos y tardarán demasiado en construirse para generar un rendimiento positivo ajustado al riesgo...”.

“Se aconseja a los responsables de la formulación de políticas, especialmente en los países en desarrollo, que prefieran alternativas energéticas ágiles que se puedan construir en horizontes de tiempo más cortos”.

Por lo mismo -y más- algunos países están derribando sus represas. Según los últimos datos publicados por la organización American Rivers de Estados Unidos: “1,797 represas fueron eliminadas entre 1912 y 2020”.

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