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opinion/columnistas/jorge gomez-duarte
Martes 13 de octubre de 2020 - 12:00 PM

El riesgo del rebrote

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Si miramos las cifras al final del aislamiento obligatorio, teníamos una disminución notoria de los contagios diarios a nivel nacional y una reducción en la mortalidad por Covid; pero igualmente, el cierre de una gran cantidad de empresas, especialmente PYMES, un incremento en el desempleo, que en algunas regiones superó el 20% y un aumento importante de la inseguridad en las principales ciudades del país.

Era indispensable abrir la economía, responsabilizando a cada ciudadano de cuidar su salud con medidas preventivas ante el contagio y se esperaba que la lección estuviera suficientemente aprendida por parte de los ciudadanos, para evitar los rebrotes.

Lo que vemos hoy en día es un cúmulo de personas que no tomaron consciencia de los peligros y las obligaciones con la comunidad y a diario deambulan y realizar reuniones sin los cuidados respectivos, comenzándose a ver ahora los resultados de estas malas conductas.

En los últimos 10 días, a nivel nacional, han aumentado los contagios diarios en cerca de un 50%, volviendo a cifras como las que teníamos a finales de agosto pasado. La relación contagiados activos vs recuperado, que venía en una mejoría impresionante, comienza a retroceder y solo se salva la mortalidad, la cual se mantiene baja con relación a tiempos anteriores, producto de la mejor atención, el diagnóstico temprano y la disminución de los contagios en personas de mayor edad.

Esta situación no es muy diferente a lo que está sucediendo en algunos países de Europa, donde fue necesario nuevamente tomar algunas medidas restrictivas ante el rebrote; solo que en nuestro caso no teníamos aún controlada la pandemia, cuando aparentemente se está iniciando el rebrote.

La falsa percepción de algunos que creen superado el problema los ha llevado a volver a despreocuparse de las medidas preventivas y no entienden que el virus vino para quedarse y solo la vacuna nos podrá ayudar a volver al antiguo estilo de vida.

Un rebrote fuerte traerá consecuencias peores que las sufridas en la primera etapa de la pandemia, en especial en el campo socioeconómico. El sector productivo que queda no resiste otro golpe en sus finanzas, al Estado no le quedan muchos recursos para repartir y otra cuarentena obligatoria incrementaría el desempleo y la pobreza social.

El llamado es a no bajar la guardia, por el contrario incrementar los cuidados en cuanto al comportamiento social. Las vacunas aún están lejos y si nos descuidamos, podemos no estar vivos para entonces.

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