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Jorge Gómez Duarte
Martes 28 de septiembre de 2021 - 12:00 PM

Los riesgos electorales

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Se ha vuelto costumbre en algunos, responsabilizar de todas las cosas malas que suceden en el país al Ejecutivo de turno, al igual que culparlo de nuestra situación personal, sin ponerse a pensar cual ha sido nuestro aporte para tener un mejor gobierno, y el propio esfuerzo realizado para superar las dificultades individuales y familiares. Cual plañidera, solemos llorar nuestra desgracia, olvidando que somos responsables de la situación en que vivimos y del gobierno que elegimos.

Son muchas las cosas positivas logradas en los últimos veinte años en el país, especialmente en el sector salud, educación y vivienda; como también en el económico, disminuyendo la pobreza, así se haya deteriorado con la pandemia; aunque es justo reconocer el incremento de la brecha social. También, tenemos muchas necesidades que se deben superar y en ese sentido, nos corresponde hacer pública la crítica constructiva y ejercer nuestro derecho a elegir y ser elegidos, pensando siempre en lo mejor para todos.

Afortunadamente gozamos de una democracia y una separación de poderes, donde tenemos la oportunidad de expresar lo que pensamos, a diferencia de otros países en manos de regímenes totalitarios, manejados por pequeños círculos de poder, que imponen sus ideas y se mantienen allí, con base en represión y apoyo militar.

Muchos dirán que no tenemos una verdadera democracia, alegando que existen maquinarias politiqueras y dineros de todo tipo, que se invierten en las campañas, esperando recuperar posteriormente lo invertido; lo cual es cierto. No podemos decir que contamos con una democracia perfecta, nos falta mucho para ello; necesitamos una población más educada, que entienda la importancia de la política, y tenga sus necesidades básicas satisfechas, para no verse obligados a sucumbir ante las promesas y dádivas de los polítiqueros. Así tengamos una democracia imperfecta, siempre será mejor que las dictaduras, así estas sean solapadas.

Ha tomado fuerza en las últimas décadas el surgimiento de movimientos radicales que llegan al poder, apoyados por el populismo, el rechazo a la corrupción, la inmadurez de la democracia y el deseo irracional hacia el cambio, y ya allí, muestran sus verdaderas intenciones, al imponer sus ideas en forma autoritaria, acabar con la libertad de pensamiento y eliminar cualquier tipo de oposición, como base fundamental para perpetuarse en el poder.

Ese es un riesgo al cual nos vamos a ver enfrentados nuevamente en los próximos comicios presidenciales, si nos mantenemos pasivos y expectantes, y la clase política llega dividida en pequeños grupúsculos movidos por egos e intereses personales, olvidando el peligro en que está la democracia. Solo unidos superaremos las dificultades.

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