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Jorge Gómez Duarte
Martes 24 de marzo de 2020 - 12:00 PM

Necesitamos más solidaridad

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Mucho hemos aprendido sobre el coronavirus en esta pandemia, motivados por el pánico despertado ante la expansión rápida y trágica de este microrganismo que nos cambió la vida de un momento a otro y derrumbó la economía de todo el mundo en solo cuatro meses de haber aparecido.

Este coronavirus es un nuevo virus, similar a los de las gripes corrientes, contra el cual nadie había creado defensas y por tanto todos éramos y somos susceptibles de ser infectados, ahora o más tarde. Además, apareció en el momento propicio, cuando el mundo está globalizado y no existen fronteras que limiten la movilidad de las personas contagiadas.

Este COVID-19, como se llamó, en la mayoría de los casos (80%) se manifiesta como una gripe común, pero cuando afecta el pulmón, produce un cuadro de insuficiencia respiratoria aguda (IRA), generando una inflamación severa de las paredes de los alvéolos e impidiendo el intercambio gaseoso indispensable para la subsistencia.

Aunque solo el 5% de quienes se infectan llegan a un estado de insuficiencia respiratoria grave, de estos un 30 a 40% fallecen y el otro 60 a 70% pueden quedar con restricciones en su capacidad respiratoria.

Lo más grave de la pandemia es el haber llegado de sorpresa e invadido todo el mundo, en momentos en que no estábamos preparados, no existen vacunas, como tampoco medicamentos capaces de atacarlo con efectividad. En estas condiciones, al infectarse en un corto periodo de tiempo una gran cantidad de personas, así sea bajo el porcentaje de casos graves, no habrá la logística y la infraestructura capaz de atender ese 5% de población que va a presentar IRA grave.

Si hacemos los cálculos solo para Santander, con 2.200.000 habitantes y no hiciéramos nada para contener la pandemia, cerca de 99.000 personas requerirían Unidades de Cuidado Intensivo en algún momento y solo se cuenta en la región con 248 UCIS y 124 Unidades de Cuidados Intermedios.

Por ello todos los sacrificios que hagamos para evitar el contagio masivo mediante la disminución de los contactos humanos son justificables, así implique el enclaustramiento de toda la población. Esto hará que el pico de la pandemia se diluya en el tiempo y pueda ser atendido en mejor forma. De todas formas el tan escaso número de UCI existentes siempre serán insuficientes, aún con los mejores resultados del confinamiento. Si queremos salir de esta situación bien y pronto, necesitamos la colaboración y solidaridad de todos para disminuir el contagio y montar la infraestructura indispensable para una mejor atención.

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