A pesar de las manifestaciones en contra por parte del sector productivo, se aprobó en primer debate en el Congreso la disminución de la jornada laboral a 40 horas semanales, y de convertirse en ley, incrementaría los costos de producción en todos los sectores de la maltrecha economía nacional, los cuales seguramente terminarán siendo trasladados al consumidor, para mantener la viabilidad financiera de las empresas.
Es entendible el interés político de su aprobación y la existencia de normas similares en algunos países desarrollados, como también el beneficio que tienen los que cuentan en este momento con empleo, pero las circunstancias son diferentes.
Tal medida tiene unos graves efectos negativos para la economía del país: adicional a los costos, no aumenta los ingresos de los trabajadores, incrementa el trabajo informal, desincentiva la creación de empleo, disminuye la competitividad, incrementa las importaciones y solo aumenta el ocio, el cual no es lo imperativo en este momento.
Si lo que se quiere es un mejor estar para los empleados, busquemos alternativas que lo permitan, pero sin golpear a las empresas, ellas son el motor de la economía.
Lo que necesitamos es incentivar las empresas sector para que se creen nuevos puestos de trabajo, con la mejor remuneración posible, y entender que buena parte de la población en edad laboral lo que requiere es incrementar sus ingresos, si es que los tienen, porque los actuales no son suficientes para cubrir las necesidades familiares y menos para dedicarle dinero al ocio.
Entiendo perfectamente que existe una responsabilidad social empresarial y debería ponerse en práctica en todas las empresas, no solo con los puestos de trabajo y la adecuada remuneración, también con el bienestar de sus servidores.
Una expresión común es decir que las personas hacen las instituciones. Los buenos o malos resultados dependen de todos los empleados y una forma de que sean positivos es la motivación que exista para alcanzar las metas, lo cual generará mayores utilidades económicas empresariales.
En muchas empresas exiten bonificaciónes extraordinarias por resultados, las cuales suelen darse exclusivamente a los directivos; deberían darse también a todo el personal, porque ellos igualmente contribuyen a los logros. Con ello se incrementaría el sentido de pertenencia y el compromiso con la productividad, tendrían los empleados la opción de un ingreso económico adicional y algunos podrían dedicarlo al ocio, porque el tiempo libre sin dinero solo genera pereza y problemas.
“De por Dios”, no desmotivemos al sector empresarial con más costos improductivos, ayudémoslo a recuperarse y crecer, porque de él depende nuestro futuro.
