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Miércoles 25 de noviembre de 2020 - 12:00 PM

La Verdad: principio de la democracia

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Transcurridos 10 meses y medio de Gobierno y a la vez de inmersión crítica, técnica y responsable en los problemas de nuestra ciudad, he podido desbrozar sin equivoco, las causas concretas que ubican a Bucaramanga en el lugar actual de su “desarrollo”. Es el momento de compartirlo con ustedes.

Estoy formado para identificar factores, calcular resultados, avizorar consecuencias y mi experiencia por 30 años en el sector privado, me enseñó a proceder con coherencia, a solucionar problemas con objetividad. En mi mundo profesional no caben imposibles. Todo tiene solución.

Se que la ciudadanía se pregunta permanentemente, como yo lo hice en mi aspiración a la Alcaldía de Bucaramanga: ¿Porqué problemas tan recurrentes y “obvios” como la movilidad - Metrolinea y transporte informal - , la inseguridad, el deterioro del Espacio Público, la disposición final de residuos y las dificultades para la generación de ingreso familiar, entre otros sentidos problemas de la ciudad, nunca - a lo largo de los últimos treinta años - han podido ser solucionados en alguna medida?

Es el momento de decirnos la verdad.

La conclusión a la que hemos llegado con el Equipo de Trabajo que me acompaña y basados en la información oficial disponible en el Municipio, es que Bucaramanga tiene un desfase de veinticinco años en la infraestructura urbana, que en plata blanca es la que debe facilitar el acceso a bienes y servicios para toda la población. Ese pendiente histórico que también suele llamarse Deuda Social del Estado, se refleja de manera evidente en la calidad de vida de los Bumangueses.

Me explico: En la década de los 90 Bucaramanga tenía una población cercana a cuatrocientos mil habitantes. Treinta años después, en el año 2020, la población ha aumentado significativamente, hoy somos junto con la población flotante, más de seiscientas mil personas, haciendo la vida en aquella urbe de antaño, lo que supera con notoria proporción la capacidad instalada desde entonces. Valga decir que en tres décadas la inversión pública nos ha permitido con grandes “obstáculos” construir dos puentes conectores - la Flora y la Novena -, realizar adecuaciones provisionales en el Carrasco, construir un reservorio de agua, e implantar los carriles de Metrolínea en las mismas vías construidas desde mediados del Siglo XX.

Hoy la pandemia del Covid 19 ha puesto en evidencia los problemas de la vida y la ciudad, y nos corresponde a las nuevas ciudadanías asumir el reto de iniciar de manera contundente la implementación de soluciones eficientes. Podemos lograrlo entre todos, pero es el momento de mirarnos con respeto para ponernos de acuerdo. Definir más allá de las diferencias conceptuales o políticas, un camino común. No conozco una mejor forma de avanzar.

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