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Juan José Mantilla
Miércoles 21 de octubre de 2020 - 12:00 PM

Fútbol a la Vanguardia

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A Guillermo Sanguinetti, Entrenador del Atlético Bucaramanga le faltó quizás conocer en detalle aquella vieja historia del Medico Carlos Bilardo quien fue el director técnico de Argentina entre 1983 y 1990, logrando el título mundial en México 86 bajo el mágico influjo de Diego Maradona. En el verano de 1990 y cuando se medían en octavos de final Argentina y Brasil, aquel DT tuvo quizás las más simple pero efectiva charla táctica de toda su vida en el entre tiempo de aquel juego en el estadio De Los Alpes en Turín.

Brasil había pasado por encima de Argentina en ese primer tiempo. Tiros en los palos, el portero Goycoechea sacando de todo y por cuestiones de la divina providencia esa primera parte terminaba cero a cero. Era un auténtico milagro el hecho de no haber salido goleado a mano de Brasil luego de 45 minutos de una sola sinfonía del equipo verde amarelo.

Bilardo dejó que los jugadores llegaran al camerino. Permitió que se refrescaran. Hubo silencio sepulcral. No volaba una mosca. Fue cuando las autoridades de la FIFA hicieron sonar la campana para volver a la cancha y jugar el segundo tiempo. Fue ahí cuando el entrenador soltó lo que había que soltar a grito herido: “Muchachos si dejan de darle la pelota a los de amarillo ( Brasil), quizás podamos ganar hoy”

Con simpleza les dijo que el desastre pasaba por no tener el balón. Por regalarlo al rival. Eso lo corrigieron y a Falta de 10 minutos Diego Maradona se inventó uno de sus trucos con la pelota al pie, y Claudio Caniggia marcó el gol del triunfo. Argentina venció 1 a 0 a Brasil y lo dejó afuera del Mundial de Italia 1990.

El domingo anterior en Bogotá, el Atlético Bucaramanga jugaba ante Equidad por una nueva fecha del fútbol profesional colombiano. Luego de 45 minutos donde el Leopardo se esmeró por regalarle la pelota y terreno a un intenso equipo capitalino de Equidad, la escuadra “Bucara” se vio arriba en el marcador antes de ir al descanso.

Un tesoro mayúsculo ya que, como le había pasado a Argentina treinta años antes contra Brasil donde la divina providencia estuvo de su lado impidiendo que el marcador fuera de escándalo en favor del rival, no significó corregir en el camerino aquello que acontecía. Y las consecuencias para el segundo tiempo fueron devastadoras.

Equidad siguió con intensidad ejerciendo presión alta. Bucaramanga siguió regalando la pelota a los de verde y el DT Alexis García movió sus fichas e hizo ingresar Carlitos Rodríguez, un jugador guajiro quien terminó con justicia marcando los goles del triunfo ante un discreto Bucaramanga.

A veces los discursos de los entrenadores deben tener la simpleza como eje de planteamiento. El mensaje de Bilardo fue claro hace tres décadas. Había que dejar de pasarle la pelota al rival. Argentina lo hizo y le ganó a Brasil. Bucaramanga siguió en lo suyo y terminó perdiendo ante Equidad. Una pena.

Hasta la próxima...

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