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Libardo León Guarín
Lunes 26 de diciembre de 2022 - 12:00 PM

Un nuevo amanecer

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Con el 62.5% de los brasileños en la pobreza, se inició el nuevo gobierno de Lula, cifra nada extraña para los demás países del área, después de pasados 5 siglos de coloniaje y republicanismo; sin embargo, no es nuestro el estudio estadístico de la realidad social para curarnos y seguir adelante. Preferimos orientarnos por el ataque personal, la zancadilla y la cascarita; lo demás es lo de menos. A esta forma vulgar de hacer política tendrán que enfrentarse, durante el año que llega, los gobiernos de nuevo cuño, porque los enemigos del cambio seguirán insistiendo en que como veníamos íbamos bien, que el destino y los dioses así lo dispusieron y no está permitido revelarse contra los dioses o experimentar aprendiendo de los errores.

Nada más frágil que la estabilidad de estos gobiernos, por querer cambiar de rumbo. Intentaron desestabilizarlos en Bolivia, Venezuela y ahora en Perú con la figura de “presidentes Interinos”, en manos de marionetas trepadoras como Jeanine Áñez, Guaidó y la Sra. Boluarte con sus compinches, esta última en el Perú legendario con amplio muestrario de fracasos recientes: Fujimori preso, Ollanta Humala sindicado, Toledo refugiándose, Kuczynsky y Vizcarra inhabilitados, y Alan García se suicidó. La llegada de Pedro Castillo, un líder rural del magisterio, sin experiencia administrativa hay que reconocerlo, sirvió de pretexto para volver a las andanzas de las élites tradicionales; que haya sido la OEA, con su bien ganado nombre de Ministerio de Colonias, la primera en reconocer al “nuevo” gobierno golpista, dice mucho de lo que se trata y para dónde va la cosa.

De este análisis no se puede separar la guerra ucraniana que, junto con el porvenir ojalá afortunado de los gobiernos de nuevo cuño, marcará días y meses del nuevo año. El Presidente Zelensky mostrándose como gran víctima de esta guerra maldita, que lo es. Pero otra cosa es creer que Ukrania haya, como país soberano, provocado la guerra así sea en mínima parte; simplemente le tocó en suerte servir de escenario macabro para que intereses de dos fuerzas internacionales en conflicto por dominar el mundo, usaran su posición geopolítica para medir fuerzas; y de paso, activar la gran industria bélica de lado y lado. De ahí el “regalo” de misiles Patriot de EEUU, que para Colombia podrían llamarse Rafale/F3, con el mismo fin: “defender la democracia” a bala.

lileguar@gmail.com

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