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Luis Ernesto Ruíz
Martes 29 de septiembre de 2020 - 12:00 PM

Guerra y Paz, Crimen y Castigo

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León Tostói, y Fiódor M. Dostoievski a finales de 1865, 1866, se convirtieron en íconos de la literatura rusa. Vivieron épocas de dolor y sangre, en el ocaso del zarismo en Rusia.

Esos conceptos de guerra y paz como del crimen y su castigo son los que estamos viviendo una generación que ya empieza a fenecer. ¿Cuál será esa historia que les contarán a nuestros descendientes? ¿habrá quien les cuente las falacias en que vivimos?

Algunos empiezan a contar que decir que tuvimos una guerra, es una mentira, las guerras se dan con ejércitos regulares, los dos deben tener un apoyo popular, o representar una posición territorial.

Yo no recuerdo que las FARC -EP hubieran tenido un respaldo popular, más que el temor que ellos ejercían en unas zonas campesinas, tal vez en sus inicios cuando hicieron tránsito del partido liberal, y al recibir la transformación a las ideas socialistas por dirigentes que salieron de las universidades y llegaron al monte, podían inspirar un respeto; que muy rápidamente fue cambiando con el secuestro extorsivo y la incorporación forzada de menores, que exigían de las familias campesinas; luego su ingreso al gramaje cobrado a los narcotraficantes. Posteriormente se convirtieron en un grupo más fuera de la ley.

¿Cuál guerra? Terminó siendo ataques criminales y terroristas como una forma ya pregonado de las diferentes formas de lucha.

Hay que contar la historia de que los colombianos somos los únicos habitantes del mundo que hemos perdonado y sin cárcel, por todos esos actos criminales y premiados con reconocimientos en el poder legislativo, porque en el judicial lo han venido consolidando con el paso de los años.

Los que estamos viviendo esa historia, tenemos la esperanza que, si bien transitamos en ese enorme esfuerzo, hasta llegar al perdón, para que lleguen a la verdad, la que ya se está reconociendo, cómo el secuestro no fue una simple retención, falta el reconocimiento de la incorporación y violación de menores, para encaminarnos de verdad en la reconciliación.

¿Terminaremos como el sapo que se cocinará mientras lo van calentando?

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