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Miércoles 03 de marzo de 2021 - 12:00 PM

El participar es indispensable

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En la situación de pandemia, de “encierro” por la que atraviesa hoy en día, de manera cuasi inevitable, la humanidad, es pertinente ir al tema de la participación. Empiezo por lo que decía en 1972 la Comisión Internacional para el Desarrollo de la Educación establecida por la UNESCO: Por su enseñanza, por su práctica, por su compromiso, le educación debe contribuir a la realización de este proyecto propio de nuestra época: sustituir una autoridad mecánica, de tipo administrativo, por una decisión viva de tipo democrático. La participación del mayor número posible en el máximo de responsabilidades no es solo prenda de eficacia colectiva, sino que además constituye una condición de felicidad individual, una toma de poder cotidiano sobre la sociedad y las cosas, una manera de influir libremente en el destino. Ya no se trata de que el ciudadano delegue sus poderes, sino que los ejerza, a todos los niveles de la vida social y en todas las etapas de la vida.

Para que haya participación debe haber educación para la participación. Si a un niño no se le educa para que participe o, lo que es peor, si se le impide participar, en su vida adulta va a ser muy difícil que lo haga. Sin educación no hay participación y sin participación no hay democracia. Si el hombre no sabe cómo encontrar satisfacción a sus carencias, si no es capaz de asociarse con aquellos que tienen necesidades, apetencias, anhelos similares, va a ser, en mayor o menor grado, marginado socialmente.

El hombre es un animal político, nos enseñó Aristóteles: “El que no puede vivir en comunidad o que nada necesita por propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia o un dios”.

Si el hombre no se asocia, difícilmente encontrará canales de participación y si no participa, alguien estará tomando las decisiones por él. Y muchas de esas decisiones, directa o indirectamente, afectarán sus intereses, truncarán sus ilusiones.

El Estado debe ser forjador del porvenir, orientador de realizaciones, promotor de ideas; el regulador de relaciones en la comunidad, el fiel de la balanza que procure el equilibrio entre intereses encontrados. No puede ser el ente paternal que todo lo da porque, a la manera de Thomas Hobbes, todo lo recibe. Ni el ente omnipotente y todopoderoso de la concepción totalitaria.

O, en términos de Belisario Betancur: “Queremos la democracia, la libertad de criterio, la participación ciudadana y la responsabilidad compartida en la dirección del gobierno. Participar políticamente no es votar, es cogobernar.”

Por ello, Dios permita que esta pandemia, que nos obliga al aislamiento en que nos encontramos, culmine pronto para que estemos en capacidad de participar.

luispinillapinilla@hotmail.com

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