El jueves el viceministro de trabajo afirmó en sus redes sociales que defenderán el gobierno del ataque sistemático que calificó de “petrofobia mediática”. En la entrevista que la revista Cambio publicó el domingo el presidente utilizó una referencia similar para precisar algunas de las preguntas que le formularon Francisco Gómez Lara y Daniel Coronel. Gustavo Petro los interrumpió varias veces refiriéndose al “relato periodístico” que, afirma, algunos medios y periodistas vienen hilando para desprestigiarlo a él y a su gobierno.
Las críticas al viceministro no se hicieron esperar. Su mensaje fue torpe e inoportuno. Una cosa es que un funcionario leal al gobierno, que es lo mínimo que se espera de él, señale que utilizará los recursos a su alcance para defenderlo; y otra muy distinta que amenace a los críticos de aquél diciendo que también los combatirá en la calle con hechos. El despropósito fue mayúsculo. Algo similar ocurrió cuando el presidente instó al pueblo a defender a ultranza sus propuestas y reformas.
En la entrevista el presidente se mostró pausado y reflexivo; midió sus palabras y calculó al detalle el efecto que sus respuestas pudieran generar, algo muy usual en él. Se mostró como un hombre respetuoso de los derechos y libertades individuales; coherente; con una visión clara del Estado y del gobierno, y como un gobernante que conoce al país y entiende sus necesidades. Por momentos se le notó incómodo, y aun así respondió todas las preguntas.
Pero con Gustavo Petro no hay términos medios, y a muchos les cuesta trabajo creer que las críticas que se le hacen, a él y a su gobierno, sean un “relato periodístico” creado con el propósito perverso de desprestigiarlo. En algunos casos puede parecer así, pero la mayoría de las veces los hechos lo contradicen con una claridad y contundencia difíciles de vencer. La entrevista del domingo hay que leerla. Vale la pena; y si puede verla, mejor. Seguro encuentra cosas interesantes, como el análisis que se hizo sobre la situación que se presentó en el Caquetá. Ese episodio dejó una gran lección; de esas que no se nos pueden olvidar.
Escribiendo la columna nos enteramos del colapso del Coliseo Peralta. ¡Lo están dejando caer a pedazos!, no hay derecho. La portada de ayer del periódico lo dijo todo.
(Quienes me conocen saben lo que Pebbles significó para mí. Ayer le di las gracias por última vez).