Se volvió a alborotar el debate sobre las pensiones con el anuncio del presidente Petro de dar un bono mensual de $500.000 a 3 millones de ancianos, para lo cual es indispensable una reforma pensional que fortalezca a Colpensiones.
De inmediato arremetieron los críticos: que es una propuesta populista e irresponsable, que es el comienzo de las expropiaciones de un gobierno socialista, que le van a quitar la plata a los fondos privados y dejar a los trabajadores sin pensión, etc.
Aunque Petro hizo esta propuesta desde la campaña,. Sergio Fajardo la había hecho antes y también Fedesarrollo ha respaldado un sistema de pilares, que debe tener “un primer pilar gratuito y de cobertura universal de beneficios que entregaría un auxilio mensual de $500.000 a todos los adultos mayores de 65 años que no reciben una pensión...”. No parece pues una propuesta socialista ni irresponsable.
La pregunta clave es ¿de dónde sacar los $18 billones necesarios para financiarlo? La propuesta de Petro es que ese subsidio debe pagarse del presupuesto nacional, liberando recursos que se destinan al pago de pensiones.
Para entender el esquema financiero propuesto hay que señalar que Colpensiones debe desembolsar este año unos $36 billones para pagar las mesadas de 1.5 millones de pensionados; el gobierno aporta unos $14 billones, los ahorros de los pensionados que se han trasladado de los fondos privados otros $9 billones, y el saldo de $13 billones de las cotizaciones de los actuales trabajadores. En otras palabras, parte de las pensiones actuales se pagan con las cotizaciones de los afiliados. El núcleo de la propuesta es que con el sistema de pilares pasarían a Colpensiones todos los trabajadores que ganen hasta 2 0 4 salarios mínimos con lo cual aumentaría el valor de las cotizaciones y Colpensiones no necesitaría recurrir al presupuesto nacional.
Es evidente que pagar las pensiones de hoy con las cotizaciones actuales es tirar el problema hacia adelante, pues habrá déficit cuando crezca el número de pensionados. Por eso es necesaria la reforma pensional que aumente el número de cotizantes de Colpensiones y reduzca el valor de los subsidios a las pensiones altas para que disminuya el déficit futuro.
Pero hay 20 o 30 años para resolver ese problema, mientras que el hambre de 3 millones ancianos no dan espera. $500.000 para un anciano que vive en la pobreza no es una fortuna pero si es una obligación ética de la sociedad que no puede abandonar a su suerte a sus ciudadanos más débiles y desprotegidos.