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Mauricio Cabrera Galvis
Viernes 29 de abril de 2022 - 12:00 PM

6.402 afrentas al honor militar

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El intercambio de trinos entre Petro y el general Zapateiro, que ya motivó una investigación de la procuraduría contra el general por violar la prohibición de intervenir en política, tiene un trasfondo relevante que es la defensa del honor militar frente a lo que perciben algunos como ofensas de parte de Petro.

El honor es un valor esencial para los militares, y lo definen como la obligación de obrar siempre en forma recta e irreprochable. Por eso la mayoría de quienes han salido a respaldar las declaraciones del general dicen que es su derecho defenderlo, pero creo que al atacar al candidato se está cometiendo el error de culpar al mensajero y no a las malas noticias.

En la misma semana del debate, tuvo lugar la audiencia ante la JEP en la que diez oficiales del ejército reconocieron su participación en los llamados “falsos positivos”, es decir en los asesinatos de civiles inocentes que fueron presentados como guerrilleros caídos en combate. Además, todos ellos señalaron que estos crímenes fueron impulsados por las presiones del alto mando militar, y en particular mencionaron al general Mario Montoya como el instigador.

La audiencia de la JEP no reveló datos nuevos porque ya la misma JEP había confirmado 6.402 casos de civiles no combatientes asesinados a mansalva por militares activos. Esta cifra es tan impresionante, que basta recordar que es más del doble de los civiles muertos en la brutal invasión rusa a Ucrania.

Lo nuevo y conmovedor en la audiencia fueron los testimonios de los oficiales involucrados y su reconocimiento frente a los familiares de las víctimas:

“Yo ejecuté, yo asesiné a familiares de los que están acá llevándolos con mentiras, con engaños. Les disparamos cruelmente, cobardemente, y manchamos su nombre y el de su familia. Dejamos a unos hijos sin padre, a una madre sin hijos. Pido perdón a Dios. Hicimos un teatro para mostrar supuestos combates”.

“Yo no pensaba en el daño que estaba causando, no solo a la víctima, a ese ser humano inocente, sino a la familia. No medía las consecuencias, tenía mi corazón encerrado. O sí sabía, pero no quería darme cuenta del daño que estaba haciendo”.

“Hoy ese hijo tiene unos 14 años. Yo le quité la oportunidad a ese niño de tener un padre, de tener un futuro. Les arrebatamos sueños a hijos, a madres, a familias. Ese dolor que están sintiendo hoy ustedes las víctimas acá, solo lo sienten ustedes. Por una presión de un gobierno no es justo haberle causado tanto daño a campesinos, gente inocente”

6.402 crímenes son la verdadera afrenta contra el honor militar. El que lo mancha no es el que lo cuenta sino quienes lo cometieron, que no pueden disculparse como manzanas podridas porque se ha confirmado de una política general de incentivarlos.

Hacen más por restablecer el honor militar quienes reconocen los abusos y piden perdón a las víctimas que quienes se empeñan en negarlos.

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