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Mauricio Cabrera Galvis
Sábado 27 de noviembre de 2021 - 12:00 PM

Los perdedores con las Coaliciones

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Ante la postración de los partidos políticos hacer coaliciones interpartidistas se convirtió en el método preferido para seleccionar candidatos a la Presidencia. Ya se están consolidando tres que abarcan todo el espectro político, la izquierda, el centro y la derecha: la del Pacto Histórico, la Coalición de la Esperanza y la de la Experiencia. Las tres son muy diferentes y, salvo la primera que ya está muy definida, las otras dos todavía tienen pendientes por resolver. La de la Esperanza es una coalición de líderes políticos progresistas (De la Calle, Fajardo, Cristo, Robledo y Galán) –que se podrían definir como de centro izquierda- que se ha tratado de construir a partir de coincidencias ideológicas y programáticas, con el objetivo de conformar un equipo de gobierno duradero que logre el cambio social que necesita el país. Para ello pretenden presentar listas únicas para las elecciones parlamentarias. Acordados sus principios y objetivos políticos en el documento de “Bases Programáticas”, la de la Esperanza tiene el reto de consolidar el centro progresista para lo cual es indispensable la participación de Alejandro Gaviria y que el Nuevo Liberalismo deje atrás ambiciones personalistas y ratifique su permanencia allí. El cónclave propuesto por el exministro Cristo que se reune este domingo, es definitivo para este propósito. La de la Experiencia, o Equipo Colombia, es un intento de coalición totalmente diferente. Sin unidad ideológica ni programática, los precandidatos que la han integrado tienen en común la experiencia administrativa y el apoyo al actual Gobierno, pero con orientaciones tan distintas como el conservatismo progresista de Echeverry, el neoliberalismo con tinte social de Peñalosa, la preocupación de Dilian por la situación social, la seguridad democrática de Gutiérrez, la indefinición ideológica de Char o el conservatismo tradicional de Barguil. La unión de este diverso conjunto de políticos parece más una estrategia de corto plazo, sin intenciones de mantenerse unidos en el futuro. Por eso los que pertenecen a partidos políticos presentarán listas propias para el Congreso, pues su interés es mantener bancadas parlamentarias numerosas que les permitan negociar con el próximo Gobierno, cualquiera que sea. Los grandes perdedores de este proceso de coaliciones son el Centro Democrático y el Partido Liberal. El CD, además de sus peleas internas por la escogencia de Zuluaga, pasó de ser el centro del poder y el elector de presidentes, a tener que mendigar que lo reciban en el Equipo Colombia, donde tienen temor que la participación del uribismo sea una carta perdedora. Si no lo reciben, tendrá que armar una consulta con los pastores cristianos. El ala clientelista del Partido Liberal fue rechazada de plano en la de la Esperanza, pero sí sería recibido con gusto en la de la Experiencia, donde no tendría un candidato ganador pero sí mantendría sus listas propias al Congreso. El problema es que así confirmaría que perdió la vocación de poder y que giró a la derecha, dejando de ser una coalición de matices de izquierda, como lo definió Carlos Lleras y lo dicen sus estatutos.

Adenda: en el quinto aniversario de la firma del histórico Acuerdo de Paz con las Farc, a pesar de los múltiples intentos de sus enemigos de torpedearlo, cada día resuenan más alto las consignas de los defensores de la Paz: ¡La Paz no tiene reversa! ¡Por la Paz, ni un paso atrás!

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