Ha caído el telón de la primera reforma tributaria propuesta por el nuevo gobierno. el de la paz total
Lamentamos que el clamor de las miles y miles de MiPymes, las cuales aportan el grueso de los empleos en el país, no hayan sido oídas.
Se esperaba la rebaja de algunos puntos porcentuales, en el impuesto de renta, pero esto finalmente no se consiguió. Una empresa de 5, 12, 15 ó 30 empleados paga lo mismo que los oligopolios, llámese; Nutresa, Kikes, los bancos de Bogotá y Colombia entre otros.
Por otro lado, la tan esperada tributación de las llamadas iglesias, también se fue por la alcantarilla.
Queda un amargo sabor, pero tenemos el derecho y el deber de cuestionar, para crecer, porque de otra manera nada estaría cambiando.
Se han hecho cosas poco comentadas por los medios de comunicación nacionales, tales como el alivio de la carga de deudas con el Icetex, para 500.000 estudiantes deudores.
Se están empezando a repartir tierras para nuestros campesinos, pero si no existe una verdadera alianza entre el estado facilitando de forma expedita los créditos necesarios, para acceder a semillas, abonos, asistencia técnica, es decir que se produzca lo que mejor se de en cada sitio, estaremos mal.
Factor importante es la alianza entre el Sena, Institutos tecnológicos, Universidades industriales, para comenzar a producir, la pequeña maquinaria que permita hacer la labor del campo, mucho menos dura e ingrata. Tenemos la capacidad humana y los recursos, para fabricar, mini tractores, sembradoras, cosechadoras.
También la educación al mejor nivel debe ser un imán que atraiga nuestras juventudes a la labranza.
Agua potable, vías de acceso a los mercados, cooperativas que impidan que la intermediación se quede con la parte del león en cada proceso productivo.
Finalmente, la protección del páramo en todos sus niveles, espera definiciones prontas. Se impone la reconversión económica y que nuestros campesinos puedan vivir en armonía con el terruño.
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