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Puno Ardila
Lunes 25 de mayo de 2020 - 12:00 PM

Arias en carreteo

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Lo que ocurre con Andrés Felipe Arias es botón de muestra del alma de nuestro país. Ungido por el rey, el tipo perdió frente a Marta Lucía Ramírez, lo que significaría que el pueblo no es tan bobo como uno cree. Yo le conocí votantes que lo apoyaron “porque él es tan liiindo”; pero si el pueblo prefirió a Ramírez, este lujo de vicepresidenta de los colombianos, cuyo perfil es bastante claro en estos días, significa que el otro es peor (“pior” sonaría mejor).

Siempre en plan de chupamedias del rey, Arias ejecutó un plan para favorecer cacicazgos que redundaría en votos, pero el plan se descubrió, y fue acusado, procesado y condenado por dos delitos (contratación sin requisitos legales y peculado por apropiación), que han tenido siempre a los áulicos del rey mostrando los dientes para defender al exministro con la falacia de que “él jamás se ha robado un peso”.

En este país, sufrido pero “justo”, donde no vale para la Policía que un viejito diga que le toca estar en la calle porque si no morirá de hambre en el encierro, porque “es la ley, y hay que cumplirla”, como sentencian los agentes con todo rigor para quien no cuenta con armas ni manipulación económica ni política para defenderse. Aquí (digo, entonces), donde se manipula la Constitución, y la Corte Constitucional cambia las reglas para favorecer a un convicto, con esta decisión se abre la jaula por donde saldrán, airosos y felices, delincuentes de cuello blanco que no habían podido corromper lo que nos quedaba de esperanza en los estrados judiciales.

Arias, plenamente declarado culpable frente a instancias nacionales e internacionales, prófugo de la ley, extraditado, favorecido descaradamente por quienes siguen manipulando el país a su antojo, comienza a perfilarse como el próximo llamado al Solio de Bolívar, como el próximo presidente de Colombia, elegido por los mismos damnificados de sus torcidos en el Ministerio de Agricultura, que lo verán como la esperanza verdadera; como “el que diga Uribe”.

Y como van las cosas, no será solo por cuatro años. Se acordarán de mí. Ya lo verán.

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