Con el tiempo, muchos edificios destinados a vivienda terminan siendo ocupados por arrendatarios más que por propietarios, generando con ello muchos problemas de convivencia especialmente derivados de la falta de pertenencia de los residentes con la copropiedad y por parte de los copropietarios que terminan escogiendo la rentabilidad del inmueble a costo de no invertir en las áreas comunes de la copropiedad.
La ley 820 de 2003 exige al arrendador de viviendas sometidas al régimen de propiedad horizontal entregar copia del respectivo reglamento, con la finalidad que el arrendatario conozca las normas que rigen en el Edificio o Conjunto. También específica la norma que es causal para dar por terminado el contrato de arriendo la violación de las normas establecidas en los reglamentos internos o aquellas que impliquen contravención o dañen la convivencia dentro de la propiedad horizontal. Pero para que dichos comportamientos sean tenidos en cuenta como causal para dar por terminado el contrato, debe tenerse prueba que demuestre el respectivo incumplimiento, y atender al debido proceso establecido en la Ley.
Aunque este tipo de procesos no son muy comunes, si es una formula viable para que los residentes de una copropiedad no alteren los derechos de toda una comunidad por su comportamiento. De ahí que la ley ha sido muy enfática en la prohibición de los arrendamientos turísticos (salvo autorización especial de la copropiedad y autoridades), con el fin de velar por la convivencia y seguridad de todos los que habitan los edificios residenciales.
Como podemos ver, el compromiso no es solo de los arrendatarios, sino también de los arrendadores que deben tener el compromiso con la comunidad y su responsabilidad cuando se arrienda a una persona que no acondiciona su comportamiento al de una comunidad. Su indiferencia no sólo genera rechazo social, sino afecta el valor del inmueble ya que nadie querría comprar o arrendar donde sus residentes son un problema.
Se debe entender que vivir en propiedad horizontal, genera cargas sociales y nuestros comportamientos van a trascender en la vivienda digna de nuestros vecinos.