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opinion/columnistas/rodrigo javier-parada
Miércoles 15 de junio de 2022 - 12:00 PM

Me subí

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Luego de analizar el panorama nacional durante varios días y de sopesar las consecuencias de mi elección, he decidido alejarme de la posición inicial que sostuve, cuando estimé que lo correcto era votar en blanco, y darle mi voto de confianza a Rodolfo Hernández para la presidencia de la República. Y más allá de que me hubiera convencido con su actitud un tanto hostil y su prosa desparpajada, lo que hizo que tomase esta decisión es realmente lo que desde la campaña de Petro se ha hecho hasta hoy. La campaña sucia y agresiva que se ha dirigido en contra de Rodolfo, ha llegado a niveles francamente inimaginados.

A Hernández lo conocí cuando se posesionó como alcalde de Bucaramanga y discrepé con él muchas veces. Es más, no recuerdo una sola vez en que hubiéramos estado de acuerdo en cuanto a temas jurídicos, que eran finalmente los que nos unían. Sé de su actitud tosca y no pocas veces irrespetuosa, y tengo claro que puede ser obstinado cuando tiene una idea que considera revolucionaria. Mejor dicho, tengo una idea de lo que pueden ser sus límites. De Petro, en cambio, no sé qué esperar y cada día me sorprende el alcance de su ambición.

Más allá de Gustavo, me sorprende especialmente lo que su equipo y seguidores han sido capaces de hacer y decir. No ha habido límites: desde tergiversar cuestiones francamente absurdas (como que la hija de Rodolfo está viva), hasta amenazar con paralizar al país si Hernández gana las elecciones (no sólo Sofía Petro lo ha dicho). Personalmente lo que más me ha impactado, es cómo grandes colegas y amigos, antes defensores a ultranza de la libertad y las garantías, se han cepillado la suela de los zapatos en Hernández y su equipo de trabajo. Impresionante.

A mi personalmente las amenazas y las ofensas en nada me afectan, y seguramente saldrá una horda a descalificar mi opinión. De eso se trata la campaña de Petro, pues según Sebastián Guanumen, su estratega digital, la línea ética se debe “mover un poco”. El problema es que ese poco se movió tanto que asquea. Así, pues, gracias a Gustavo y a su campaña, me subo hoy en la “Rodolfoneta”.

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