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Rodrigo Javier Parada
Miércoles 29 de junio de 2022 - 12:00 PM

Orgullo y diversidad

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El pasado 28 de junio se conmemoró el “Pride” u “Orgullo LGBT+”, una fecha muy especial para quienes viven su vida de manera diversa, y para quienes creemos que las libertades individuales deben ser objeto de protección social y estatal. El origen de la fecha se remonta al año de 1969, cuando en el bar “Stonewall Inn” en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, la Policía llevó a cabo una redada en contra de la comunidad sexualmente diversa, y ello derivó en una serie de manifestaciones en pro de la protección de los derechos de los afectados.

Por años, el “homosexualismo” fue considerado como una enfermedad por parte de la Asociación de Psiquiatría Americana, que así la clasificó en un manual conocido como “DSM”, y que actualmente alcanza ya su quinta edición. Afortunadamente, desde la segunda edición se excluyó a la homosexualidad de dicha clasificación, así como se hizo en la quinta con la transexualidad. Actualmente se denomina “disforia de género” a la “angustia que sufre la persona que no está identificada con su sexo”. En pocas palabras, las manifestaciones sexualmente diversas y las no conformidades de género, en nada tienen que ver con situaciones médicas que requieran tratamiento. Curiosamente en las calles aun hay cientos de personas que desconocen esto.

Lo que en Santander ocurre actualmente es motivo de orgullo: existen rutas claras de atención a la población LGTB+; programas de apoyo empresarial a emprendedores; esquemas y grupos de atención a quienes requieran ayuda médica o jurídica: en fin, hemos avanzado siglos.

El pasado fin de semana se llevó a cabo una feria empresarial muy especial. Jorge Neira, actualmente Secretario de Desarrollo de Bucaramanga, es en gran parte el responsable de este logro. Un trabajador incansable que ha demostrado con obras que es posible concretar buenas acciones en pro de los más necesitados.

Bucaramanga es una ciudad que ha entendido que la convivencia pacífica inicia en el respeto a la forma de pensar y vivir de los demás. Así como nadie puede obligarme a que me agrade un deporte en particular, yo tampoco puedo pretender dar lecciones de moral y costumbres a los demás.

Aun nos falta como sociedad, pero entender que el amor está en los seres y no en los sexos, es esperanzador.

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