Hace poco escribí una columna titulada La Ciudad del Futuro, en la que planteé la calidad de vida, la inclusión y la sostenibilidad ambiental como los puntos clave para recuperar nuestro reconocimiento nacional de un buen vividero.
Esto solo podrá ser alcanzado por medio de un ejercicio juicioso de planeación territorial que trascienda las administraciones y se mantenga como un proyecto de ciudad en el mediano-largo plazo. Una herramienta fundamental para tal fin es el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), instrumento de política pública que proyecta a la ciudad en un horizonte de 12 años.
Quien gane la Alcaldía el próximo 30 de octubre deberá encargarse de implementar los objetivos de largo plazo que se establecieron en el 2014 y, sobre todo, abrir la discusión para el desarrollo del próximo POT que regirá la ciudad entre el 2028-2040. El desafío es enorme, proporcional a los grandes problemas sufrimos.
Este ejercicio deberá partir de un balance profundo y riguroso del POT vigente. Deberá identificar cuáles fueron los retos para su materialización y los impactos generados a partir de los objetivos trazados. Además, deberá incorporar una comprensión profunda de los problemas de los ciudadanos en temas clave como movilidad, acceso a la ciudad, necesidades de vivienda, conflictos por el uso del suelo, riesgos ambientales, uso del espacio público, demografía, entre otros.
La ciudad no puede permitirse escenarios pasados en los que duramos cerca de 3 años con un POT desactualizado. Esto da lugar a desorden urbano y los problemas que implica en términos de movilidad, inseguridad, daño ambiental, etc. Se trata de desarrollar un documento ampliamente discutido con la ciudadanía, los gremios y la academia.
A pesar de que el POT no suele recibir la importancia que merece, es absolutamente determinante para recuperar a la Bucaramanga bella, amable y acogedora que todos conocimos y deseamos de vuelta. Debe ser una política pública que trascienda los escritorios para pasar a las calles, a los problemas de la ciudadanía y sus sueños para la ciudad. Solo de este modo Bucaramanga volverá a ser un buen vividero para todos y todas. Eso es Pensar Ciudad.
