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Samuel Chalela
Viernes 03 de marzo de 2023 - 12:00 PM

Indeleble la palabra

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La abuela en sus últimos días recitaba de memoria versos de Gregorio Gutiérrez (1826): “Juntos tú y yo vinimos a la vida...”. El viejo, ya con la mente ida, de repente cuchicheaba trozos largos de poemas patrios. Y los que fuimos niños sin Internet, recordamos textos grabados por tarea o por castigo: “Amplias constelaciones que fulguráis tan lejos...” de Rivas Groot. La actual sobredosis de imágenes y textos irrelevantes que transitan sin detenerse por las redes sociales, no permite a la memoria valorar y retener porque todo es volátil, efímero. Se guarda algo en el disco duro digital, la cabeza se deja vacante. Los textos potentes o movilizadores quedan entonces huérfanos, desheredados, sin obtener la mayor gloria a la que aspiran: ser recordados.

En la obra teatral By Heart del portugués Tiago Rodrigues (magistral, hay fragmentos en YouTube), se espichan los puntos sensibles de la memoria, uno se ríe, lagrimea. Juega con el público a memorizar el soneto treinta de Shakespeare (verlo en Google). Mientras esa tarea es distraídamente cumplida, trae a colación, entre otras cosas, lo ocurrido con el poeta Ossip Mandelstam (1891) en plena purga estalinista, episodio que alguna vez leí y nunca olvidé. Mandelstam dictaba sus poemas a su mujer Nadezhda y ella los copiaba y los memorizaba, pero algunas copias quedaban entre amigos. El poeta fue censurado por la represión soviética y condenado a Siberia donde murió (1937). Ella contuvo y guardó la obra de Madelstam en su mente, hasta que la reprodujo varias décadas después cuando pudo volver a Moscú.

Hace pocos días, después de ver By Heart, se publicó en la prensa una entrevista a Margaret Atwood (1939), autora de “El cuento de la criada”, esa ficción premonitoria en la que Estados Unidos es dividido por el extremismo religioso que se ensaña contra los derechos de las mujeres (la serie de TV es buena). Atwood recuerda su decisión de encargar una edición de “El cuento de la criada” en un material resistente al fuego, como reacción simbólica a la iniciativa de ultraconservadores de algunos estados americanos de prohibir algunos libros en las bibliotecas escolares. Todo vuelve, especialmente, la incomodidad de algunos con la libertad y con ella la represión. La memoria fiel es el mejor antídoto a la censura. Recordar para reproducir, inspirar y destaponar carreteras del raciocinio y seguramente del espíritu.

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