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Sergio Rangel
Sábado 13 de agosto de 2022 - 12:00 PM

Cómo entrenar tu cerebro

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“ ... lo deseable, si uno no está loco de remate, es que le vaya bien a Petro y pueda cumplir sus deseos heroicos de salvar la humanidad...”

La frase anterior la tomo del artículo que escribe esta semana Eduardo Escobar en su columna de El Tiempo. Según parece por lo dicho en su discurso del domingo, quiere crear una “Nueva Historia Universal”, y eso está bien, aunque como dice el dicho “... el que mucho abarca, poco aprieta”. Al país son bastantes las cosas que hay que arreglarle.

A Duque no le fue tan mal. Muchas lo sorprendieron en mitad del camino y las pudo sortear con relativo éxito. Este es un país de regiones en donde cada quien piensa diferente. Qué tal una nación como de la que habla Ibn Faldan, en donde el Kan tenía 25 esposas, cada una de las cuales era hija de jefe de una tribu diferente y que a su vez tenía otras tantas. En esto Petro debe tener mucho cuidado. Un centinela le dijo a su general: señor se nos metieron las mujeres al campamento, ¿qué hago? Y él respondió: entre usted y haga lo mismo que están haciendo.

Hoy han entrado las mujeres al campamento. Eso está muy bien, pero lloverán “ranas, serpientes, sabandijas, escorpiones y muchas otras alimañas”. ¿Será cierto? Desde que se dio comienzo al lenguaje inclusivo, cambiando la por la < e>, a decir por una vocal, ¿entramos al mundo de la inclusión? Trampa lingüística que para no aparecer retardatarios vamos a tener que usar. La señora vicepresidente se metió en un gran enredo gramatical cuando dijo “señores presentes y presentas”. Yo creo que mi maestra de gramática, Inés Valenzuela, hubiese muerto de infarto fulminante con la blasfemia ideomática de la “Vicepresidenta”. Lo cierto es que con esta moda o sin ella el género femenino seguirá aumentando en forma progresiva, mientras que los varones nacemos y vivimos menos. La vida futura de los varones será angustiosa. Las mujeres se pasearán por las calles como mariposas y los hombre deberán esconderse. A un amigo, cuya novia padecía de una severa hipoacusia que la hacía sorda como una tapia, tenía que hablarle a gritos. En un restaurante soportó golpes y carterazos de un grupo de mujeres que creyeron la insultaba. De ahí en adelante, desplegaba un cartel para explicar la situación de sordera de su amada. Viven felices en una casa perdida en medio de los árboles donde se oye el pájaro cantar. Debemos ir entrenando nuestro cerebro, se nos vienen épocas difíciles, y no son cuentos chinos, Rodolfo quiere ser gobernador, pero quién va a mandar es “otre”. Y en esto de gobernar, no lo digo por él, sino en general. “Un buen ladrón debe ser un ladrón honrado” .

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