Que Bucaramanga sea la ciudad del país con la menor tasa de desempleo, de acuerdo con el Dane, que además sea la tercera capital colombiana más moderna, como lo señala el más reciente informe del Departamento Nacional de Planeación (DNP), y que nuestra región se mantenga como la tercera más competitiva del país, indican que vamos por un buen camino.
Estos logros, difundidos ampliamente por los medios de comunicación durante esta semana, se deben en gran parte a la apertura temprana de la economía durante la pandemia. Esta decisión de la Alcaldía, que en su momento fue muy criticada por el grupo de epidemiólogos que asesoraba a la administración municipal, terminó siendo acertada y hay que reconocerlo.
Como ciudadanos siempre les exigimos a los gobernantes resultados y que solucionen todos los problemas de la ciudad, un ejercicio vital para la democracia, pero poco nos fijamos en nuestro compromiso, un aspecto que es igual o más importante. Un ejemplo es que generamos basura en volúmenes exagerados. Se sabe que el 60% de los desechos son de origen orgánico, los cuales deberían manejarse en el sitio de origen, evitando su traslado y depósito a los rellenos sanitarios.
Sobre este tema, la Alcaldía liderará un programa de compostaje en las viviendas, que permitirá convertir ese residuo en abono para así disminuir en un 60% la carga que actualmente se está depositando en El Carrasco. Esto definitivamente se traducirá en un impacto muy positivo en el medio ambiente. En los hospitales de la FCV: el Instituto Cardiovascular y el Hospital Internacional de Colombia (HIC) estamos trabajando en esta misma línea. Extiendo una invitación a los empresarios y habitantes del área metropolitana de Bucaramanga vincularse a esta iniciativa e incentivar esta práctica.
Como lo he mencionado en artículos anteriores, debemos aprovechar el marco de la celebración de los 400 años de nuestra ciudad y emprender una campaña de cultura ciudadana que nos permita mejorar en todo sentido y embellecer nuestros espacios. Es necesario hacer una cruzada para pintar las fachadas de las viviendas, cuidar los antejardines y las zonas comunes, y muchas otras actividades en apoyo al esfuerzo que están haciendo las autoridades municipales.
Es importante también comprender que las obras se financian con los impuestos que pagamos. No es lógico que quienes compran vehículos con placas de otras ciudades, exijan inversiones en vías, más agentes de tránsito o semaforización inteligente. Quienes hemos cometido este error, porque me incluyo, de alguna forma afectamos la generación de ingresos a las arcas del municipio. Esta es una situación que debemos corregir.
Bucaramanga recibe solo el 30% de los impuestos que debería recibir de acuerdo al número de vehículos que transitan por sus vías. Es un deber como ciudadanos tomar conciencia y matricular los vehículos en la ciudad. Invito a todas las personas a que aunemos esfuerzos para que generemos esa cultura de responsabilidad con la ciudad que será la que genere equidad y desarrollo.
