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Victor Castillo
Viernes 14 de agosto de 2020 - 12:00 PM

Errores y aprendizajes

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El año 2020 pasará a la historia por la pandemia que ha provocado tanto daño en términos de salud y un impacto negativo en la economía global. Aún no se ha determinado con suficiencia, y se necesitarán varios años para lograrlo, la magnitud de los efectos del COVID-19 a mediano y largo plazo. Ya advierten resultados de algunas investigaciones sobre posibles compromisos crónicos en diferentes órganos, que podrían generar en algunas décadas manifestaciones todavía no comprendidas.

El fracaso de las políticas de salud pública orientadas por la OMS, que desde el inicio se equivocó al no identificar el riesgo que conllevaba la naciente epidemia en la provincia de Wuhan, China, ha golpeado fuertemente la economía global, especialmente en los países de occidente.

El gobierno chino reconoció el peligro de la infección y cerró las fronteras de la provincia clausurando todos los vuelos desde Wuhan hacia otros sitios de China. Sin embargo, no impidió los vuelos hacia el exterior, hecho que permitió que el virus se propagara por el mundo. Adicionalmente, el gobierno chino demostró su capacidad de gestión al ordenar una cuarentena estricta y construir varios hospitales militares en tiempo récord para tratar a los enfermos, de tal forma que logró ahogar la epidemia en solo dos meses.

Desafortunadamente, el manejo en occidente estuvo mal orientado por la OMS. Países como China, Corea, Taiwan y Nueva Zelanda, entre otros, manejaron adecuadamente la situación cortando la transmisión del virus, diferente a lo sucedido en la mayoría de los países occidentales, donde la política pública fracasó porque se centró en el manejo hospitalario de la misma, tratando de reforzar la capacidad instalada para enfrentarla. El contraste ha sido evidente: muerte, desolación y caos en casi todo el mundo occidental, donde la capacidad económica de un país no marcó la diferencia, donde EE.UU., Europa y Rusia muestran resultados similares a los de América Latina y otras regiones del mundo en desarrollo.

Habría sido más efectivo y económico obligar a permanecer en un confinamiento estricto por tres semanas a todos los viajeros que ingresaban a Colombia. Con políticas públicas orientadas a cortar el contagio se hubiera controlado de mejor manera los graves efectos que ha padecido el país y las secuelas de pobreza, pérdida del empleo, el alto costo en pérdida de vidas y la destrucción del aparato productivo.

La noticia alentadora es que parte de esta situación es temporal y, como ha sucedido históricamente, la economía se recuperará y los empleos se volverán a generar. Poco a poco regresará el bienestar de la sociedad. Debemos capitalizar algunas lecciones como la importancia de la solidaridad, la generosidad, la disciplina, la tolerancia y la resiliencia, el valor del bien común sobre el individual, pero especialmente, que el dinero no lo es todo en la vida.

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