El país eligió el pasado domingo a Gustavo Petro Urrego y Francia Márquez como nuevos mandatarios de los colombianos, después de un proceso electoral muy complejo y polarizado, en el que se impusieron con una diferencia del 3%. Una vez se conocieron los resultados, los ganadores hicieron un llamado a la unidad nacional.
Tanto Petro como el ingeniero Rodolfo Hernández prometían un cambio marcado por la defensa del medioambiente y la creación de oportunidades para los casi 20 millones de colombianos excluidos y en estado de pobreza.
La propuesta del presidente electo contempla la expansión del tamaño del Estado y la reforma tributaria más grande de la historia del país, con el objetivo de recaudar 50 billones de pesos. Esta apuesta es mucho más ambiciosa que la que presentó en su momento el ministro Carrasquilla y que terminó generando la gran ola de protestas en el país durante la pandemia.
Preocupa el tamaño de la reforma en este momento de recuperación de la economía y justo cuando expertos pronostican una nueva recesión mundial. Se tienen indicios de que el mundo pasará por una severa estanflación, es decir una alta tasa de inflación y una tasa de crecimiento negativa de la economía, que genera más desempleo, pobreza, pérdida de poder adquisitivo, pérdida del valor de los activos y un aumento en el precio de los bienes de consumo como los alimentos.
Gran reto es el que tiene el nuevo mandatario y su ministro de Hacienda para moverse en las aguas turbulentas de la economía mundial y cumplir las promesas de campaña, que tienen una gran base de subsidios económicos directos en dinero y otros como educación gratuita hasta la etapa profesional.
En el diálogo de unión nacional que plantea el nuevo presidente será muy importante contar con la voz del ingeniero Hernández, quien durante la campaña demostró saber manejarse con austeridad y en su paso por la Alcaldía en Bucaramanga logró sanear las finanzas del municipio. Su discurso en favor de las poblaciones marginadas, centrado en la lucha contra la corrupción y la disminución del tamaño del Estado fue respaldado por 10,5 millones de colombianos.
Curiosamente, aunque ambos candidatos tenían propuestas similares, el ingeniero no planteaba recurrir a reformas que pudieran ahogar la economía sino a una gran eficiencia en el gasto público. Sería bueno para el país debatir con diferentes argumentos y visiones la reforma que se necesita. El nuevo mandatario necesita contar con todas las luces para lograr el bien de Colombia. Los mejores deseos para él.
Adenda. El ingeniero no logró llegar a la Casa de Nariño, pero nos despertó ese sentimiento de regionalismo de que sí podemos y debemos continuar trabajando muy duro para sacar a más gente de la pobreza a través de la creación de empleo productivo y generación de riqueza.
