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Editorial
Martes 09 de agosto de 2022 - 12:00 PM

El Diamante II merece una respuesta inmediata al problema de contaminación

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Parece como si las deficiencias de las obras del tercer carril de la autopista Bucaramanga - Floridablanca nunca fueran a terminar de aparecer... o de reaparecer, como es el caso de la congestión vial en Diamante II, un barrio que, por la inoperancia y la indolencia de los responsables de este proyecto, quedó convertido en un largo y sinuoso tramo vial para que ingresen a la autopista quienes viajan del oriente al sur. En otras palabras, la incompetencia y la insensibilidad de quienes intervinieron en esta obra, creó en este lugar uno de los focos de mayor congestión y contaminación por ruido y por gases en el área metropolitana.

Y aunque los habitantes del barrio se opusieron desde que conocieron los planos del proyecto, aunque se manifestaron y protestaron en las calles, aunque hicieron plantones y convocatorias a las entidades oficiales para que fueran escuchados, lo cierto es que a nadie le importó, y la prueba es que hoy están sufriendo las consecuencias de todo el daño que se les causó y que ellos anticiparon. Miles de vehículos ingresan todos los días al barrio y hacen un recorrido lento, ruidoso y asfixiante para edificios de apartamentos y casas que ya han ido perdiendo la tranquilidad y la salud por cuenta de estas desastrosas decisiones.

“Las ‘horas pico’ son terribles. En las casas se siente mucho el humo de los carros y se forman tremendas ‘pitazones’. La situación es desesperante”, dijeron los residentes a nuestros periodistas, en una declaración que muestra a las claras la insalubre situación en la que viven. La alcaldía de Bucaramanga acaba de anunciar que tiene listos los diseños para acometer una obra más, esta vez para corregir el trazado que el proyecto del tercer carril hizo en esta parte del mismo.

En otras palabras, lo que estamos viendo es que finalmente, años después del daño que se le hizo a este barrio, hay que invertir dinero para enmendar un error que fue advertido desde antes de que se iniciaran los trabajos en este lugar. La comunidad del barrio Diamante II ha tenido que pagar con el impacto tan negativo a su calidad de vida y ahora ellos y los contribuyentes de la ciudad, tendremos que pagar por la terquedad y la irresponsabilidad de quienes tuvieron en sus manos las decisiones que tomaron quienes deben responder por un contrato que comenzó hace 8 años, costó más de 190 mil millones de pesos y aún no ha podido liquidarse.

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Publicado por Editorial

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