El ruido sigue contaminando a Cabecera
Ya no es solo la experiencia cotidiana de los visitantes y, sobre todo de los residentes de Cabecera, la que les da la razón sobre la queja que permanentemente se hace sobre los altos niveles de ruido que se experimentan en esta zona de la meseta, también la razón se las da una y otra vez las mediciones que las autoridades hacen sobre este factor de contaminación que, ciertamente golpea especialmente en este lugar en el que, a pesar de decenas de programas y promesas, permanece en actividad una zona comercial nocturna que mantiene en jaque a buena parte del vecindario.
Además de los niveles de inseguridad, que suelen aumentarse, por los casos de escándalos y riñas durante las noches y por varios hechos delincuenciales, entre otras incomodidades y peligros que genera la actividad nocturna, sin que ni los comerciantes, ni las autoridades logren ponerle control definitivo, preocupa especialmente la contaminación por ruido, factor que ha agobiado a los habitantes de Cabecera por años y que tiene probadas consecuencias sobre la salud de las personas.
El lento y excesivo tráfico de toda clase de vehículos, desde motocicletas hasta buses, presencia de audio-cars, motos con exhostos modificados para ser más escandalosas y, por supuesto, algunos de los negocios nocturnos que no tienen aislamiento de ruido, son las mayores causas de este problema en Cabecera, principalmente en la zona conocida como ‘Cuadra Play’. Lo peor de todo esto es que las causas, los responsables de las violaciones y las autoridades han coexistido durante años en medio de la más perniciosa permisividad.
Es tan crítica e injustificable la situación que, según la misma alcaldía, los niveles de ruido allí, que durante el día llegan a 60 y 70 decibeles, por encima de lo que permite la norma, por supuesto, durante la noche, que obligatoriamente debería descender, por el contrario, aumenta hasta 80 decibeles. La administración nuevamente anuncia operativos, controles, sanciones y otras estrategias que, como dijimos, funcionan coyunturalmente y más temprano que tarde, se desgastan y vuelve a imperar la permisividad, el desorden y el escándalo que tienen desesperados a los vecinos de Cabecera.