No acaban los santandereanos de reponerse del impacto profundo que deja en el ánimo una noticia trágica cuyos protagonistas son familiares cercanos, cuando llega una más, de las mismas o peores características, todo esto hasta llegar a la cima del escándalo y el dolor en el asesinato despiadado ocurrido hace pocos días, con el que un hijo arrebató la vida de su propia madre, luego de atacarla salvajemente con un cuchillo. La noticia, por supuesto, le dio la vuelta al mundo, y sacudió a los santandereanos por la crueldad del hecho.
La secuencia es escalofriante: el 21 de septiembre ocurre este pavoroso matricidio, un día después, el 22, en Piedecuesta una mujer, madre de tres menores de edad, fue asesinada por su pareja sentimental y unas horas más tarde, el 23 de septiembre, en Puerto Wilches, un hombre mató a su hermano, luego de dispararle con una escopeta, en un acto, según testigos, de defensa propia. Un matricidio, un feminicidio y un fratricidio en tres días consecutivos, en distintos municipios del departamento, no pueden ser sucesos que se dejen al azar, para la imaginación febril de las redes sociales y nada más.
Es necesario que reconozcamos que, además de una fragmentación en las familias, estamos enfrentando problemas de orden psicológico y psiquiátrico entre nuestra población, que son cada vez más numerosos y llegan a situaciones más funestas, por lo que se requiere de una orientación científica, para darles un tratamiento urgente y eficaz, dentro de una política de salud pública que contemple esta situación. Además de un serio problema de consumo generalizado de drogas, la respuesta violenta a los problemas, constante cultural que nos caracteriza, debía ser erradicada cuanto antes, pero, al contrario de eso, estamos pasando de las riñas callejeras a asesinatos entre familiares, cada vez más frecuentes y cada vez más crudos.
No se puede continuar conla cotidianidad como si nada hubiera ocurrido en estos últimos días, es más, sería importante oír de parte de los actuales candidatos a las alcaldías en el departamento, especialmente de las ciudades del área metropolitana, qué compromisos hacen para que en sus cuatro años de gobierno se establezca y se mantenga una estrategia seria sobre la salud mental, la violencia intrafamiliar, el incremento de los feminicidios, los casos crecientes de acoso y abuso sexual en los hogares y los colegios, y tantas otras variables de este tipo que tienen como origen común, el de la inestabilidad emocional de las personas y las múltiples disfuncionalidades de nuestra sociedad.