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Editorial
Miércoles 24 de junio de 2020 - 12:00 PM

La autopista Piedecuesta-Bucaramanga, un peligroso monumento a la inoperancia oficial

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La mejor forma de ver cómo la burocracia va extendiéndose y convirtiéndose en un obstáculo para el progreso y un enemigo para las personas es, por ejemplo, observar la maleza que crece en los separadores de la vía que comunica a Piedecuesta con Bucaramanga. En una gran cantidad de tramos, esa llamada autopista es ya solo una línea de pavimento por la que los conductores maniobran a tientas en medio de altos y tupidos matorrales, que no solo obstaculizan del todo la visibilidad hacia los carriles contrarios o las paralelas que están a los lados, sino que incluso ocupan parcialmente y reducen significativa y peligrosamente los carriles por los que transitan los vehículos.

Esta es una situación que trasciende el aspecto puramente ornamental y que llega incluso a sumar decenas de muertes por accidentes de tránsito que, según lo han establecido después las autoridades, fueron causados por la escasa o nula visibilidad en la vía; otras veces a la maleza se ha sumado el diseño poco técnico de los retornos y también hay sitios en los que ligeros hundimientos en la calzada han causado varios accidentes con víctimas fatales.

Frente a una situación tan delicada, la respuesta de los sucesivos alcaldes de Floridablanca y Piedecuesta es evasiva y simplemente recuerdan que se trata de una vía nacional, razón por la cual quien debe hacer el mantenimiento es el Invías, entidad que también elude su responsabilidad asignándosela a Metrolínea en virtud de un convenio. Pero el ente gestor tampoco reconoce su responsabilidad en el asunto y simplemente ha asegurado, desde hace varios años, que esa función no se le ha asignado formal y legalmente. Y así, año tras año, todos se “tiran la pelota”, y nadie hace mantenimiento a la vía.

Mientras todos dan la espalda al problema, conductores y peatones siguen enfrentándose a una vía de alta velocidad, cada día en peores condiciones de seguridad. Es la dinámica cruel de la burocracia que, en lugar de solucionar los problemas, los dilata, los evade y los empeora, sin importar siquiera que en ello se vaya la tranquilidad y la vida de las personas. Si en el liderazgo de alcaldías y entidades estuvieran personas comprometidas con la comunidad, habrían concertado una solución definitiva a lo que desde hace años, como le consta a este diario, es uno de los reclamos permanentes y más sentidos de los habitantes y frecuentes usuarios de esta vía, tanto en Piedecuesta como en Floridablanca.

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Publicado por Editorial

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