Una de las mejores noticias que ha tenido Bucaramanga en los últimos años es el Teatro Santander, tanto por su arquitectura moderna, elegante y técnicamente acertada, como por el ejemplo de lo que puede producir la unión de fuerzas, en este caso entre el sector privado y el público, pero también, porque después de que fue puesto al servicio de los santandereanos en general, ha mantenido una actividad constante y de calidad que lo ha consolidado como la mejor oferta artística y cultural de la ciudad, sin ninguna duda.
El balance de presentaciones del año que acaba de terminar, respondió a las expectativas de la ciudadanía, con un calendario variado y nutrido de espectáculos que cubrieron buena parte del amplio espectro del arte y ofrecieron al público la oportunidad de tener a su alcance artistas y presentaciones que, sin la existencia del Teatro Santander no se hubieran podido apreciar. La importancia que actualmente tiene este escenario, sumado al gran potencial que representa para el futuro inmediato y de mediano plazo para la ciudad, hacen de este proyecto cultural el de mayor trascendencia para el área metropolitana.
Es mucho lo que puede lograrse si se mantiene el fortalecimiento financiero público y privado al Teatro, pues los límites de su influencia no deberían terminar en los espectáculos. La consolidación de todo este esfuerzo debería proyectarse como un programa de gestión cultural de largo aliento, con la colaboración de otras instituciones, la inclusión de nuevas tecnologías en la propuesta cultural y el fomento a la participación de la comunidad en actividades institucionales mediante la flexibilización en las tarifas.
La suma, pues, de una edificación de alta calidad, ahora con un grandioso complemento como es el Teatro Escuela, listo para entrar en funcionamiento, y el diseño de un robusto proyecto cultural, nos pone frente a la perspectiva de lo que es y puede ser el Teatro Santander, el más poderoso motor de desarrollo del arte y la cultura local, metropolitana y regional. Las obras y los programas deberían ejecutarse y mantenerse vigentes, eso es lo que los santandereanos queremos que pase con este emblemático escenario, que constituye una parte muy querida de nuestra historia, pero que, además, puede iluminar por muchos años más el camino del arte y la cultura de nuestra región.