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Editorial
Viernes 29 de mayo de 2020 - 12:00 PM

La nefasta fatiga de la pandemia

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Si sobre algo hay actualmente abundantes evidencias es sobre lo que la Organización Mundial de la Salud llama “la fatiga de la pandemia”. Ella es consecuencia de que el aislamiento choca con el sentimiento de vida en comunidad y la necesidad de contacto físico que tiene la especie humana, con las desigualdades económicas, con el abultado número de personas que dependen de sus ingresos diarios para sobrevivir, con la necesidad que todos tenemos de llevar el pan a la mesa, con las campañas en contra del aislamiento social, las teorías de la conspiración, etc.

La fatiga de la pandemia tiene graves consecuencias: desmorona lo logrado en el combate contra el virus, relaja las medidas de precaución y el COVID-19 está actuando, su daño es devastador y solo será neutralizado cuando haya una vacuna o un tratamiento que prueben realmente su eficacia y estén disponibles para todos. Entre tanto, así haya fatiga de la pandemia, solo son eficaces el aislamiento y las medidas de precaución. Lo demás es pensar con el deseo.

El pico de la pandemia no ha llegado aún a América Latina, pero el número de casos que hay ya está sobrepasando las cifras de Estados Unidos y Europa. Junio, julio y agosto serán amargos, pues en ellos la región será el epicentro de la propagación del virus. Lo peor está por venir.

Desafortunadamente, la situación de la economía llevó a que en la práctica la cuarentena se haya relajado más de lo prudente y estemos a las puertas del apogeo de la pandemia. Nadie debe creer que con el “castigo de aislamiento” que cumplimos fue suficiente, que “estamos protegidos”.

Colombia limita con Brasil, Perú, Venezuela y Ecuador, países cuyos sistemas de salubridad son débiles, donde se han saboteado las medidas de control y cada día hay más nuevos casos del virus y nuestras fronteras son porosas. El reputado Imperial College de Londres vaticina que en 2020 habrá en América Latina más de 45 millones de casos de coronavirus y más de 150.000 muertos.

Cooperemos para que a tal estadística poco aporte Colombia. Para ello cada cual debe cuidarse, practicar el distanciamiento social, no debe haber expresiones de informalidad tales como el mototaxismo, ni aglomeraciones en las filas, ni obsesión por la rumba, ni la falsa creencia de que ya todo pasó. De lo contrario, este año habrá luto y dolor en Colombia.

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Publicado por Editorial

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