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Editorial
Domingo 26 de junio de 2022 - 12:00 PM

La reactivación educativa, otro desafío para Santander

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A pesar de las buenas noticias que al final del último período académico nos dio la educación en Santander, que ha obtenido grandes reconocimientos nacionales, tanto en la calidad de la enseñanza, como en la excelencia en el manejo administrativo, especialmente de Bucaramanga, nos encontramos ahora con las cifras concretas de una realidad, muchas veces señalada desde este diario como uno de los más graves impactos que nos iba a dejar la forzada virtualidad en la educación, por causa de la pandemia de COVID-19, como es la deserción del sistema educativo, de una gran cantidad de niños y jóvenes.

Según lo muestran las cifras del Censo de Educación Formal del Dane, la mayor pérdida de población estudiantil en Santander ocurrió en preescolar y primaria. Según los estudios oficiales, cerca del 50% del total de las deserciones que ocurrieron en el sistema, se dieron en preescolar y primaria, lo que representa un número muy alto de estudiantes, dado que en total los niños y jóvenes que abandonaron las aulas durante la virtualidad, fue de 13.059.

Y si la deserción golpea profundamente al sistema educativo, en tanto aleja a una gran cantidad de niños y jóvenes que podrían no reintegrarse nunca, también debe preocupar a las autoridades el problema de la repitencia, ya que, según un estudio conocido en marzo pasado, adelantado por el Laboratorio de Economía de la Educación de la Pontificia Universidad Javeriana, en Santander, la tasa de estudiantes que perdieron el año se triplicó de 2019 a 2020, en tanto pasó de 1,91% a 6,26% de uno a otro período académico.

Un factor más otro, el de la deserción y el de la repitencia, nos están mostrando el rastro de los daños que dejó la pandemia en el sector educativo, pues la virtualidad no solo obligó al marginamiento de gran cantidad de niños y jóvenes que no contaban con las herramientas necesarias para seguir con sus cursos, sino que afectó negativamente a muchos estudiantes que no alcanzaron el nivel académico que se requería para continuar sin sobresaltos su educación. Rescatar a los niños que se separaron de sus instituciones y regresar al buen nivel educativo que se le reconoce a Bucaramanga y Santander, es la tarea a emprender en el corto y mediano plazo, además, claro, de ampliar la cobertura educativa ojalá hasta alcanzar a cada santandereano que desee y necesite estudiar para aportar a su vida, a su región y a su país.

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Publicado por Redacción Vanguardia

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