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A contra corriente
Sábado 03 de octubre de 2020 - 12:00 PM

Podcast: Las horas más oscuras de los manatíes en Santander

Esta es una historia sobre agua, muerte, incertidumbre y calor. Una embriaguez de calor. Esta historia es sobre la soledad del manatí y sus protectores en Santander. El pasado 14 de septiembre se registró la muerte de un manatí en la ciénaga Paredes en Santander. Pescadores y defensores del medio ambiente piden acciones concretas para proteger a estos mamíferos y a los pescadores que los cuidan.

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La muerte volvió a tomar posesión de la ciénaga. El cuerpo estaba boca arriba. Tenía sus aletas descolgadas, mientras un grupo de niños, sentados en una canoa, lo recorría de arriba abajo con la mirada. Las febriles discusiones sobre la protección ambiental seguían colgadas en la oficina de algún funcionario lejos de allí, en la capital. Aquí en la ciénaga, no llegan esas palabras “bonitas”. Una canoa regresa a la orilla, bajo un cielo siempre puro, abriéndose paso a través de las figuras viscosas que se forman en el agua oscura y pegajosa de la ciénaga de Paredes. Esta tarde hay un pozo de silencios, de aguas dormidas que vienen a morir en un vaivén sin fin de esta playa del Magdalena Medio santandereano.

El sol parece pesar toneladas en esta ciénaga. Se asegura que llega a calentar el agua hasta los 40 grados centígrados. El viento se cuela por entre las plantaciones altas de palma, ubicadas a los bordes del cuerpo del agua, y a veces pareciera que lanzara un susurro desconsolado. La ciénaga Paredes es única en el mundo. Es un espejo de agua de siete kilómetros cuadrados de un gran valor ecológico, ubicada entre Sabana de Torres y Puerto Wilches, en Santander. En esta ciénaga, llena de silencios fangales, pasta, duerme, y se reproduce el manatí antillano o del caribe.

De pronto, cruza una libélula de cabeza roja se posa en una de las canoas atoradas en la orilla. La ciénaga respira. Vulnerable se mueve a su ritmo, mientras que en uno de los ranchos se motila un bagre bajo el sonido de un vallenato siempre alegre. Esta agua es la vertiente misma de la imaginación del manatí, mamífero acuático, animal pacífico, único por estas tierras, llamado “vaca marina”, de más de 600 kilogramos de peso y tres metros de longitud.

El manatí posee solo seis muelas, arriba y abajo, que son reemplazadas de atrás hacia adelante por el desgaste durante toda la vida. Cuenta con una gran cola palmeada y piel que al rozarla parece gruesa lija. Este mamífero se resiste a desaparecer de la ciénaga de Paredes.

Estas aguas, para nada tranquilas, son vitales para la supervivencia de este amenazado mamífero, que tiene una población cercana a 48 individuos en los cuerpos de agua de esta región. Años atrás, en esta ciénaga abundaba su alimento favorito, las plantas y se alimentaban sin precaución. Ha de saberse que el manatí se encarga de comer las plantas que flotan sobre el agua de la ciénaga, y las que se encuentran en el fondo. Ellos permiten que las algas que están produzcan el oxígeno necesario para sostener a los peces. El papel de reciclador de nutrientes de la ciénaga es una de sus mayores contribuciones ecológicas. Esto significa que su presencia en la ciénaga aumenta la productividad pesquera. Cuando ya no estén, los peces escasearán, porque la ciénaga se llenará de plantas. Los peces no tendrán oxígeno para respirar. El agua se pudrirá.

Créditos

* Edición: María Paz Rodríguez Barrera Programa de Comunicación Social UNAB y Centro de Producción Audiovisual –CPA

* Canción: Cloud Atlas. Artistas: Tom Tykwer, Johnny Klimek, Reinhold Heil, Gene Pritsker. Banda sonora de la película ‘Atlas de las nubes’

* Audio: On the shore. Autor: Megatrax.

* Canción: El pescador. Autora: Totó la Momposina

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Publicado por Juan Carlos Gutiérrez

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