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Política
Lunes 19 de julio de 2021 - 12:00 PM

La Constitución de 1821, dos siglos después

Dicen que para entender lo que vivimos hoy, debemos recurrir a la historia. Y hoy, 20 de Julio, recordamos la Constitución Política de 1821 que, más que un compendio de normas, representó el sentir de nuestro pueblo.

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 / VANGUARDIA
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Armando Martínez Garnica, historiador santandereano.
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Foto: Helman Villamizar Daza / VANGUARDIA
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Archivo  / VANGUARDIA
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Foto: Helman Villamizar Daza / VANGUARDIA
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Este año se cumplen dos siglos de una Constitución que, en su tiempo, promulgó con vehemencia la liberación progresiva de la esclavitud, la plena libertad de expresión, al igual que el alcance de nuevas reformas de contrato para la libertad social, económica y política de los territorios. Hablamos de la Constitución de 1821.

Ella también es conocida como la ‘Constitución de Cúcuta’ y según los historiadores, tuvo como objeto la creación de la Gran Colombia mediante la unificación de Colombia, Panamá y Venezuela, en el que se ratificó como Presidente de la República a Simón Bolívar, y como Vicepresidente a Francisco de Paula Santander.

Ella fue aprobada en la Villa del Rosario de Cúcuta el 30 de agosto de 1821 y sancionada por el Libertador el 6 de octubre del mismo año.

Y si bien esa carta recopiló los ideales y los derechos de nuestra gente, qué tanto están ‘letra muerta’ y qué se conserva de ella en la actualidad.

Según José Gregorio Hernández Galindo, jurista, exmagistrado, catedrático universitario y autor de varios libros de Derecho Constitucional, Ciencia Política y Derechos Humanos, “de aquella Constitución, aprobada por el Congreso General de Colombia y sancionada por el Libertador, quedan la expresa declaración de la soberanía y la Independencia de la República, el Estado democrático de Derecho, la distribución de funciones con mutua y plena autonomía entre quienes ejercen el poder público, las elecciones públicas y libres, el Senado y la Cámara de Representantes”.

También nos quedó, “la potestad presidencial reglamentaria y la función de hacer cumplir las leyes, el Poder Judicial independiente, a cuya cabeza estaba la Alta Corte de Justicia de Colombia y la división del territorio en departamentos”.

Y agregó que también nos quedó “la libertad de expresión y publicación del pensamiento ‘sin necesidad de examen, revisión o censura alguna’, la presunción de inocencia, el derecho de defensa, la libertad personal, el principio de legalidad, la inviolabilidad de domicilio, la no sujeción de los civiles a leyes militares, la condena a todo abuso de poder por parte de las autoridades, el derecho al trabajo, la libertad de cultura, industria y comercio”.

“Para entonces se definió el período presidencial de cuatro años, tal y como está ahora, y se prohibía la reelección por más de una vez sin intermisión. Se contemplaba la posibilidad de la conmoción interior por ataque a mano armada que amenazara la seguridad de la República”, precisó Hernández Galindo.

En síntesis, según lo revelan él y los historiadores, podría decirse que nuestra actual Constitución, la de 1991, aún conserva los ejes fundamentales de lo que fuera la Carta magna de 1821.

Es más, una de las contribuciones más relevantes de esta Carta Política fue la relevancia del pueblo como titular de la soberanía; eso lo hemos conservado hasta hoy, pues allí se definió nuestro modelo de Estado.

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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