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Barrancabermeja
Sábado 07 de marzo de 2020 - 12:00 PM

Las mujeres que llevan salud a cualquier lugar de Barrancabermeja

Un equipo de la ESE, conformado por siete mujeres, es el encargado de llevar salud a las áreas más apartadas de Barrancabermeja. Sin importar las adversidades que se presentan en sus recorridos, ellas llegan a sus destinos para brindar atención a decenas de porteños.

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Suministrada / VANGUARDIA
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Suministrada / VANGUARDIA

Un trabajo silencioso pero de suma importancia es el que cumple un grupo de mujeres en Barrancabermeja por la salud de cientos de personas en la zona rural.

Son el equipo médico brigadista de la Empresa Social del Estado, ESE, Barrancabermeja, que se conformó con siete damas, quienes se le miden a todo, que en el lenguaje popular se llamarían ‘todo terreno’.

Cada mañana se despiden de sus seres queridos y emprenden rutas, para muchas desconocidas, por la basta geografía rural de la ‘Bella Hija del Sol’ en bus, chalupa, canoas e incluso extensos recorridos a pie, con la firme intención de brindar ese esquivo servicio para muchos en el país: la salud.

Están comprometidas con lo que hacen y son uno de los tantos ejemplos de pujanza y servicio a la comunidad que cumplen las mujeres porteñas, quienes no descansan ni hoy, 8 de marzo, cuando el mundo celebra el Día Internacional de la Mujer.

Este equipo ‘saludable’ al servicio de los porteños lo conforman tres médicas, una enfermera jefe, dos higienistas orales y la regente de farmacia, experta hasta en peluquería.

Sandra Vera es la coordinadora médica; Karen Camargo, enfermera jefe; Edilsa Beltrán, regente de farmacia; Tania Manzano y Araldis Rodelo, las higienistas; y María Vera, médica general. Todas ellas bajo la supervisión de Esmeralda Otero, subdirectora científica de la ESE Barrancabermeja, se dedican a “trabajar para que cada vez existan menos brechas y haya más salud para todos”.

Las siete guerreras aseguran que las dificultades que se presenten o las distancias que deban recorrer en las condiciones y circunstancias que sean no se convierten en obstáculo para el fin último de su trabajo: servir a los demás.

Los destinos

La última travesía de estas mujeres las llevó a uno de los corregimientos de más difícil acceso, tanto en temporada de sequía como en época de lluvia, Ciénaga del Opón.

Para llegar a esta población viajaron casi tres horas por el río Magdalena, que en temporada de lluvia hubiesen sido unos 45 minutos de recorrido.

Saben que la merma en los niveles del afluente es un obstáculo, pero están dispuestas a todo, ya que tras descender de la chalupa deben pasar a otra embarcación y finalmente a la canoa que las lleva hasta su destino final.

“Hacer la jornada es toda una aventura que estamos dispuestas a sortear. Llegamos y en cuestión de 15 minutos estamos listas para atender a quien lo necesite”, dijo la coordinadora médica.

“En nuestra última visita a Ciénaga del Opón hubo 15 consultas por medicina general, se vacunaron cinco personas: tres adultos y dos niños. Diez más fueron con las higienistas y se les hizo fluorización a algunos y a otros, se les aplicó barniz para evitar la caries. Como valor agregado prestamos el servicio de peluquería. Diez hombres y una mujer aprovecharon la asesoría de imagen y el corte de cabello”, agregó Sandra Vera.

Con la satisfacción del deber cumplido retornan a sus casas las siete guerreras, superando antes otra jornada en aguas del Magdalena.

Desde luego que a cada lugar al que llegan dejan una huella, que se ve reflejada en las miradas y sonrisas de los lugareños. Las palabras siempre son de aprecio y agradecimiento.

Una de las usuarias del Opón así lo deja ver tras acceder a los servicios de la ESE, los cuales siempre recibe con muy buena disposición, porque sabe que bajar hasta el casco urbano del municipio le representa mucho tiempo y dinero.

“Ahora que vienen cada vez nos sentimos satisfechos. Antes no teníamos ni una pastilla. El que se enfermara le tocaba salir corriendo para Barrancabermeja. Cuando no tenían para los pasajes, la comunidad ayudaba para reconocer el valor de la gasolina al motorista”, dijo Trinidad Rodelo, habitante de Ciénaga del Opón desde hace más de 30 años.

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Publicado por Alexander Becerra O.

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