viernes, 26 mayo 2023
miércoles 08 de febrero de 2023 - 12:00 AM

Campesinos chucureños se encadenan a sede de la CAS, en protesta por licencia minera

Pobladores de San Vicente y El Carmen de Chucurí, que tienen cultivos de cacao, proyectos de apicultura y otros en la zona donde se realizaría la explotación de carbón a cielo abierto, exigen que se derogue la licencia.

Isidro Vesga Pineda llegó a San Gil dispuesto a todo. Ayer, rodeado de pancartas amaneció amarrado con una cadena de acero y un candado a las instalaciones de la Corporación Autónoma de Santander, CAS, en San Gil.

La huelga de hambre la inició en compañía de otros cinco campesinos, todos provenientes de El Carmen de Chucurí y San Vicente, municipios en donde la corporación aprobó una licencia ambiental para la explotación de carbón en más de 40 hectáreas.

Agricultores afectados

Los terrenos previstos para el desarrollo minero están muy cerca de los predios de este apicultor y cacaotero, que lleva toda su vida dedicado al trabajo en el campo.

Él, junto a la comitiva que viajó hasta San Gil para la protesta, hizo parte de las manifestaciones que durante 19 días mantuvieron a una parte de Santander incomunicado durante enero pasado.

Pineda está dispuesto a aguantar el tiempo que sea necesario, hasta que la CAS derogue la citada licencia ambiental. Con los ojos llenos de lágrimas habla de la necesidad de proteger sus campos, sus tierras y toda esa belleza natural que la componen.

Alirio Amado Ortiz es otro de los campesinos que decidieron aguantar hambre y encadenarse. Su pequeña finca está situada en la zona autorizada para la minería, por lo que su familia y él se quedaron sin las condiciones y el lugar para cultivar y tener animales, oficio del que viven hace más de 50 años.

Al ritmo de tres jóvenes que tocaban con fuerza unos tambores, Roberto Carrillo usaba dos enormes tapas como platillos musicales. Tiene 75 años y llora mientras cuenta sus motivaciones para estar ahí. No quiere que acaben con su pueblo no la naturaleza con la que creció y trabajó toda su vida. “No lucho por mí, lo hago por mis hijos, por mis nietos. En las plazas de mercado no vamos a vender carbón”, dice conmovido.

Sin consulta previa

La licencia ambiental otorgada por la CAS a la minera Colcco se ha convertido en un drama para los habitantes de estas poblaciones que en medio de amenazas se niegan a dejar de protestar y reclaman ser escuchados.

Eduardo Ramirez Solano, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Los Aljibes de El Carmen de Chucurí, epicentro de la explotación, dijo que nunca los tuvieron en cuenta ni les informaron nada. Les aprobaron una licencia ambiental y ya, sin importar ellos que pensaban ni medir las consecuencias ambientales que esto podría causar.

Mauricio Mesa, director del observatorio ambiental de la Corporación Compromiso, dijo que la gente está indignada porque les van a destruir cultivos de cacao, 300 estanques piscícolas, pastos de ganadería y otros cultivos de pancoger.

Mesa dijo que frente a la licencia hay una tutela que se perdió en primera instancia y fue apelada. Con el acompañamiento del Ministerio del Medio Ambiente se presentará este viernes un recurso de reposición.

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