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Guanentá
Miércoles 12 de octubre de 2022 - 12:00 PM

En Charalá se conmemora el centenario del natalicio del exembajador Jorge Enrique Rodríguez

A propósito de la conmemoración, a continuación un homenaje escrito por su hijo Mauricio Rodríguez Múnera:

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Por: Mauricio Rodríguez Múnera.

Hace un siglo – el 12 de octubre de 1922 - nació en Charalá mi padre, Jorge Enrique Rodríguez Rodríguez, hijo primogénito de Gregorio y Eva. Hoy en su bella y querida tierra natal, mis siete hermanos- María Mercedes, María del Rosario, María Clara, Andrés, María Clemencia, Margarita y María Cecilia- y yo le rendimos homenaje a su memoria en una misa acompañada por la música santandereana que tanto le gustaba.

Mi padre fue un hombre excepcional. Junto con nuestra maravillosa madre, Cecilia Múnera, formaron una familia de ocho hijos haciendo innumerables esfuerzos y sacrificios hasta completar su sueño: que todos nosotros obtuviésemos títulos universitarios.

Desde niño mi padre se destacó por su dedicación al estudio, siendo además un muy buen basquetbolista. El ejemplo de mis abuelos le inculcó la disciplina que lo caracterizó en todo lo que hizo a lo largo de sus casi 95 años de existencia, disciplina que es para nosotros uno de sus principales legados.

Gracias a sus méritos académicos obtuvo su título profesional como Arquitecto de la Universidad Nacional en Bogotá, logro del cual se sintió muy orgulloso toda su vida. A punta de arduo trabajo durante cinco décadas, triunfó en su carrera. Esa dedicación y perseverancia, sin una sola queja, con el invaluable apoyo de nuestra madre, hizo posible que todos sus hijos tuviésemos acceso a los mejores colegios y universidades, a numerosos viajes dentro y fuera de Colombia, a casas de campo en Villeta, Rionegro y Boca Ratón, a una bella residencia diseñada y construida por él. Lo material nunca fue lo importante en nuestra vida familiar; lo que deseo subrayar con estas menciones es la gran generosidad de nuestros padres. Pero en lo que siempre fueron más generosos fue en su amor ilimitado, en su protección, en su guía y apoyo – por los que estaremos eternamente agradecidos.

Mi padre se interesó también por el progreso de su Charalá del corazón, de Santander y de Colombia (fue embajador de nuestro país en Chile en los gobiernos de Belisario Betancur y Virgilio Barco). Recibió varias condecoraciones y distinciones por sus destacadas labores. Las que más lo llenaron de satisfacción fueron haber sido declarado Hijo Ilustre de Charalá y Ciudadano Meritorio de Santander, porque amaba intensamente a su tierra natal.

Su carácter y su integridad, que él atribuía a su sangre santandereana y a la herencia moral de sus mayores, son otros de los grandes tesoros -como modelos a seguir- que nos dejó.

Gracias infinitas Papá adorado por tu vida ejemplar.

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Publicado por Agencias

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